Narrativa

El juego de las estrellas

Laura Domingo Agüero

No tengo conciencia clara de mi espacio. Me desnudo lentamente. Soy como una estatua, una cosa blanca y resistente, y un poco fría. Sobre mí resplandecen muchos instrumentos…

El renacido

Yoandry Avila Guerra

Renato miró el aplanado y pequeño cuerpo en la inmensa palma de su mano y se mordió con fuerza, hasta sangrar, el labio inferior con sus blancos y enormes incisivos de conejo.

Los sueños de la carne

Ramiro Sanchiz

El que la encontró fue un pescador, muy temprano, y después se sentó ante su cuerpo Emilio, el loquito del pueblo, quien había presentido días atrás que la ballena iba a encallar…

Edén

Alianet Beltrán

He estado contento en los últimos días porque solo me falta un espécimen para completar mi tarea. Tengo un hobby, me fascina coleccionar flores. Dediqué alrededor de dos años a leer sobre botánica y jardinería.

Naufragios

Antonio Álvarez Gil

El apagón llegó de improviso, justo cinco minutos después de haber comenzado la telenovela brasileña. Sin comprender de momento lo que sucedía, Maricarla salió al balcón para averiguar la causa de la desgracia.

Novios y otras microficciones

Rolando Revagliatti

Sí que tuvo novios la señorita Calistri: cuantiosas simpatías. Pero, a menudo, cuando le atraía el fondo humanitario del candidato, no se sentía conmovida por lo físico o lo facial…

Corazón sin fichas

Eduardo Caballero

Una cara feliz significa que te sientes bien, una cara triste significa que no. Así nos comunicaremos, podremos entendernos. El sol significa que hace buen día; la nube gris, que no hace buen tiempo

Tranquilo, tigre, nada nuevo

Pedro Juan Gutiérrez

Estoy acostumbrado a que todos mis romances sean excitantes y estremecedores. Amores de impacto. Huellas profundas. Finales psiquiátricos. Lo comprendía ahora, después de seis meses solo. Prácticamente solo, quiero decir.

Ahora que no estás

Eduardo Caballero

Fragmento de la obra homónima que ha sido considerada: “una novela conmovedora y directa que alcanza profundo al lector”…

Isla

Ahmel Echevarría

La muerte y el duelo por el líder histórico de la Revolución cubana confieren valor profético a este capítulo 16 de la novela Días de entrenamiento (Premio Franz Kafka 2010)…

Los voladores

J. Daniel Abrego

Una moneda, dos, tres o cuatro. Que más da. Ni todas las riquezas del mundo se comparan con la sensación de estar allá arriba y sentir que eres capaz de todo…

Trahit Sua Quemque Voluptas (Cada cual tiene una afición que le arrastra)

Orlando Cuéllar Castaño

Cuento del libro Kamadeva rendido a los pies de Tlazoltéotl, 2015…

La composición del guitarrista

Rusvelt Nivia Castellanos

El músico, sobre su escaño de hierro, deleita a todos con su melodía, les hace cómplices de su sensibilidad, de su magia, de su asombrosa creación…

El Príncipe Azul que dio Calabazas a la princesa que creía en cuentos de hadas (fragmento)

Rosetta Forner

Sobre este libro dice Marcos de Quinto en el prólogo: Rosetta Forner no nos habla desde la cátedra, sino desde el taburete de al lado, compartiendo unas Coca-Colas en la barra de un bar cualquiera…

Los mejores microrrelatos de Mancuspia+53

Isliada Editores

De un golpe se quitaba el cuerpo. En la habitación vacía era un bulto de ropa sucia sobre una silla.

Triunfadores del concurso Mancuspia+53

Isliada Editores

RELATOS PREMIADOS

DISCULPA (PRIMER PREMIO)

Autor: Yonlay Cabrera Quindemil

Nena mi mamá yeba 2 días borracha m papá c yebó el $ y creo ke me van a botar dl alkiler cjone claro ke c me tiene ke olvidar tu cumpleaños.

La lista del cubo

Ahmel Echevarría

Agradecí haber escuchado la bendita alarma del despertador. La había programado para que tuviera una melodía grata y al menos fuera dulce mi despertar…

En menudos pedazos

Jorge Ángel Pérez

Cuando Ramón queda conforme con el cierre de un negocio aprieta bien los ojos, respira fuerte y levanta su brazo derecho, sonríe mirando los dedos tan abiertos, los que forman, como dice, cuatro uves de Victoria. Ramón sonríe y se persigna…

Elementos comunes

Yonnier Torres

El agua mancha la ciudad. La gente cruza la calle con bolsas de nylon atadas a la cabeza…

El martillo y la hoz

Emerio Medina

Comunistón, le dijo Fello. Por lo del martillo y la hoz colgados en la pared de la sala, cruzados como en la bandera, en simetría perfecta sobre el fondo azul opaco. Y a él no le importó que le dijeran comunista. Que se rieran, si querían, pero no iba a renunciar al placer de contemplarlos, no le importaba que le dijeran ruso, o comemierda, que para Fello era lo mismo, y para los otros también, los amigos de siempre…