Fragmento de la novela publicada por Editorial Ancoras en 2017…
Algo de sangre
Liany Vento García
Ayer el último cliente me preguntó si podía regalarme una rosa. «No lo creo», le dije, y vi que intentaría preguntarme por qué, así que me adelanté: «Mejor se va y no vuelve». El hombre se alarmó: «¿No te da miedo que por tratarme así pueda hacerte algo?».
Mis noches con Cristiano Ronaldo
Zulema de la Rúa Fernández
Lo conocí en Madrid, durante el Festival de Novela Romántica. Yo había escrito un cuento sobre cómo me había besuqueado con un negrón de seis pies en un cuartucho de Centro Habana, y cómo, gracias a sus veinticinco centímetros, había terminado más oscura que él, en realidad morada, con la presión alta, taquicardia, ojos bizcos, y cómo resucité en un hospital a los pocos días, convertida en zombie, con la lengua a un costado y pidiendo más
Discurso sobre el alma
Daína Chaviano
Texto perteneciente al libro Extraños testimonios. Prosas ardientes y otros relatos góticos (Madrid, Huso, 2017), colección de cuentos y piezas narrativas de carácter convencional y experimental…
El luto de la libélula
Alfonso Chacón Rodríguez
Tengo en la cabeza la imagen de la boca de Abril, amplia, refugio de su lengua húmeda, ella inclinada en arco felino, sí, no…
Grutesco
Yordan Rey
Rebusco en los cajones unos guantes de cabritilla para arrancarme el alfiler de la lengua. ¡Adel! ¡Deja la pajarería y sé un hombre coño! ¡No seas pendejo!, dice Adel padre. ¡No le grites más, por favor! ¿Qué van a decir los vecinos? dice Cuba.
Y después de todo, la cruz
Janelle Pumariega Santana
Crucificada como siempre lo había estado, desde el inicio de sus días. Los cabellos le ondeaban sueltos, castaños, hacia atrás; los cabellos, cuya libertad era la antítesis del resto del cuerpo. El resto del cuerpo, preso, en aquella escultura de madera de cuatro brazos…
El resguardo
Olga Montes Barrios
Volanteo. Una mano en el timón, la otra acciona el mecanismo que hace girar las aspas. Vamos subiendo una loma. Por el retrovisor observo la expresión de los pasajeros (tres viejas gordas con bolsos y un gallo).
Las chulas
Yadira Álvarez Betancourt
Cuando Marissa arrojó al sumidero la olla con los restos de las mejores chulas que había cocinado en su vida, lloraba a moco tendido. Se estuvo haciendo pucheros un ratito al lado de la cazuela…
Bomba sexual
Zulema de la Rúa Fernández
No es fácil ser una bomba sexual. Menos aún si vives en La Habana y caminas lentamente por cualquier acera. No es fácil tener un súper culo bamboleante. Los hombres se te acercan. Abusadorcita. Locota. A ti lo que hay que llenarte toda de leche.
El trópico y el fuego
Damián Patón Fernández
En La Habana Vieja, una tarde de mediados de febrero, un hombre con aspecto de extranjero arrastraba un viejo y pesado macuto. Vestía un largo pulóver desgastado, que llevaba estampado el rostro quemado y tantas veces repetido del Che Guevara. Usaba raídos tejanos sucios y deshilachados y polvorientas bambas.
¡Arriba Industriales!
Yamilet García Zamora
Son las diez de la noche. Mi padre se ha cansado de vociferarle al televisor: «Comemierda, esa jugada es de corrido y bateo». «Me cago en la Virgen —pobre Virgen, siempre en los sacrílegos labios de mi padre—, qué coño hace este dirigiendo el equipo, tiene que mandar a robar la segunda»…
El hijo pródigo
Amador Hernández
Pero el barquito de papel no aguantó la primera arremetida de las olas del “Triángulo Maldito”. Violeta bajó a las profundidades vestida de reina. Ella lo visita cada noche. Ernesto Montiel se embriaga y le suplica que lo deje dormir…
Historia de la muerte de prisa
Mauricio Escuela
Es una historia donde la muerte lenta se vuelve de prisa, se vuelve en primera instancia hacia ella y contra ella; porque la muerte lleva muerte a todo y a todos…
La red en la cueva de la araña
Clara Lecuona Varela
Recuerdo el día que la conocí. Salí a buscar un fotógrafo, pero antes me detuve a tomar un café en la galería. Fue ella la que se sentó al lado mío…
La madrugada
Alexy Dumenigo Águila
A esta hora me vienen las ideas más estúpidas a la cabeza. El reloj marca las doce, pero debe faltar poco para el amanecer. Afuera se oyen los ruidos habituales. Está fallando…
Hípica y caza
Yuniel Reyes Mesa
Me monté. Finalmente me había montado. Estando dentro del almendrón supuse que lo había hecho, que al fin, después de varios años, me acoplaba…
El maestro
Mariam Diéguez Sánchez
La tela blanca de su camisa de algodón, más los movimientos felinos de su mano, hacían notar unos hombros poderosos. Laura, en la mesa de al lado, se mordió los labios relamiéndose en una mueca lasciva…
Whisky
Ray Respall Rojas
Me siento en una de las banquetas del bar y coloco a mi lado el portafolio. El cantinero me reconoce, se puede decir que soy un cliente habitual…
El último dinosaurio vivo
Erick Rony Vásquez Guevara
Breve antología de minificciones del autor peruano que dirige la revista Plesiosaurio…
Las paradojas de la muerte
Amador Hernández
El doctor Jorge San Juan e Iturralde leyó con sorpresa sobre la tapa de uno de los nichos, que no recordaba haber visto nunca en esos treinta años de visita al camposanto, la siguiente nota: “A la memoria del ilustre doctor Jorge San Juan e Iturralde, de sus familiares y amigos. Ɨ E.P.D”…