Poesía de Chile
Poemas de Enrique Moro
Enrique Moro fue un poeta y gestor cultural chileno, nacido en Valparaíso en 1956 y fallecido en 2021.
Estudió cine en París y animación socio-cultural en Alicante. Participó en eventos literarios internacionales y fundó el Centro Cultural de Valparaíso.
Publicó varios libros de poesía, algunos de ellos traducidos a otros idiomas. Su poesía se caracterizó por ser coloquial y socialmente comprometida.
Gracias Señor
Gracias Señor,
por el suelo a la altura de la suela
la lengua, el paladar entero hecho polvo
y ceniza por el lacrimógeno.
Gracias Señor
por la justicia (a)divina.
Gracias te damos todos los apaleados
Y llorosos de América por tu bondad
para con nosotros
huéspedes de tu (pre)paraíso.
Gracias por los barcos y los tanques,
por los aviones y los torturadores,
por la Cruz de Hierro.
Señor, tú sabes el paradero
de los desaparecidos, así es tu Gracia.
Infórmanos al comité o a un tribunal cualquiera,
nunca tan justo como el tuyo,
pero danos al menos esa tranquilidad.
Señor, te rogamos,
manda algún ángel desocupado (aquí cesante)
o alguno de tus asesores.
Tenemos hambre de todo.
Señor
Que tu luz divina alumbre en las poblaciones
porque la compañía de electricidad
nos cortó la luz terrena.
Carnaval de Oruro
Duro como la piedra,
profundo como la raíz del sol
en el universo.
Carnaval de Oruro
abrazo de la ternura de los Andes
del antiguo sol que ilumina
el corazón profundo de América.
Ahí Víctor hizo ese gesto
y challa, su casa hermosa y amada
un corazón bajo la luna de Oruro.
Ahí fui feliz
ahí besé tu piel y tomé tu cintura
cuando el sol doraba tu pelo
y el agua de los volcanes bañaba tu cuerpo.
Ahí lloramos
en esa esquina, los amigos,
lágrimas del sol bajo la lluvia de enero
en lo más alto de los Andes.
Es carnaval
es Oruro
la fiesta del altiplano
la Pachamama.
Una historia que se baila
con la música del aire.
El cielo está cada vez más cerca
las nubes dibujan su trapecio
para que los sueños y las esperanzas
salten del corazón
del indio a las estrellas.
De ceniza nuestra sábana
Dónde queda aquello que se busca
Qué es lo que se encuentra
Detrás de cada paso, delante de todo gesto.
En la distancia cercana
o en el olvido más profundo.
Será en la piedra o en el aire
Será en el mar o en la tierra.
Será dolor o alegría
Sed o hambre, soledad o melancolía.
El día detrás de la noche.
No vamos ni volvemos de ninguna parte
Circulo de un cuadrado, recta del triangulo
Dibujo sobre la arena
Apenas espuma en la orilla
Estrella lejana muerta en su luz
Ni vamos ni volvemos
Ninguna parte es todo
Aire que se eleva
Palabra en la sombra
Así vivo en tus ojos
Así muero en tu sonrisa
Vengo a ti, vienes a mí
Desde todas partes y de ninguna.
Duermo en tu sueño
Sueño que duermo
Para abrir tú sueño
Rozo tus parpados.
La noche de Valparaíso
Vacía y dolorosa
Terrible en su fuego
El corazón a mordiscos.
Así nos amamos
Así nos dormimos
Entre ceniza y sabana
El beso que tiembla
La mano que busca.
Las luces y los cerros
El silencio de la muerte
La miseria y el dolor
La ceniza como sábana.
Todo queda lejos
La esperanza y el olvido
Abrazados en su desnudes
Puede que llueva
Puede que no llueva
Da lo mismo, todo es niebla.
La ceniza como sabana
Aquí me quedo
En tu sueño que sueño
Entre tus párpados que arden
La noche en llamas que nos cobija.
Silencio es lo que llena esta pagina
El blanco sudor del frio
Sobre los cerros tiznados
La ceniza como sabana.
Es tarde, para los pobres
Siempre es tarde y más tarde siempre
Arden sus casas, arden sus vidas
Arden y en llamas se hace ceniza todo.
Brevísima introspección de la Grey
Yo soy el más muerto de todos
arrinconado en la ciudad
subo los buses con mi cuerpo
Yo soy el que camina
al lado del mundo
-como si nada-
Todo me mira de reojo
Yo no sé si es la luna
un globo de Good-Year
Creo ver una estrella que cae
sola
o tal vez es Superman
luchando por la justicia
yo no sé si deba entrar
a una iglesia
o tal vez será mejor abrir la puerta
de una financiera
porque tengo problemas de toda índole
Tal vez mi dolor solo sea producto
de comer comida enlatada
O de beber leche de vaca
de una teta de cartón
Ya no hay tentativa
para este hombre finito
ERA AZUL
Digámoslo:
era azul
recostada en esa cama
y en mi recuerdo era azul
azul
del más antiguo
azul noche
azul de las cavernas
azul de los océanos
azul del infinito
azul del petróleo
era simplemente azul
y simplemente oscura
Entonces su risa
entonces su abrazo
entonces la noche
y entonces la habana
Fue toda la humedad del mundo
fue toda la lluvia caliente del mundo
Aquello fue ir y venir
del deseo a la calle
de los besos al mar
de su cintura al aire
de su abrazo a la noche
Debo decir
esa mujer de la habana
fue lo más cerca que estuve
de la Revolución Cubana
Y era azul
como el olvido.
El paisito amaneció triste
Antes de nada y después de todo
Sepa usted
Benedetti
Que el
Paisito
Amaneció triste
Con lo suyo
Benedetti
Usted sabe como cuesta
Hacer la revolución
En estos días
Y usted se va
Se vira
Dice chau
Se muere
Parte derecho al patio de los callados
Ya no con el Frente Amplio
Pero al menos con la frente limpia
Este último viaje suyo
No fue a la Habana
Con poesía y ron
Compañero
En la bodeguita del medio
No fue a Barcelona
Ni a la rambla
Ni a esas viejas librerías
De la calle Argüelles
Ni al Camp Nou
A ver al BarÇa
Ni a Buenos Aires
Con el Polaco Goyeneche
“El mundo fue
Y será una porquería”
Gritaba Santos Discépolo
Y usted
Fue su santo discípulo
Lo suyo
Mario
Es un viaje definitivo
El último de los exilios
Un salto al trapecio
De los sueños perdidos
Lo suyo
Es el último de los suspiros
Un beso a la nada
Un abrazo con las estrellas
Un volver al polvo
Mas polvo enamorado
Azul
El espacio
En lo alto del mar
En lo profundo del cielo
Azul
La palabra
Suspendida en el aire
ARMARIO
De luz
Tu vida
Un día para no olvidar
Un día para no olvidar
qué locura, un disparate por todos
lados, y esto se viene con todo,
ya se está nublando, el viento sopla
sobre los techos y dentro mío.
Estos pequeños andamios
que sostienen mi calavera
se olvidan y doblan sin soportar
la liviandad de mis huesos.
Tengo frío, los lugares en mi
cabeza asustan
y me duele la rodilla de la
caída de mi cuerpo en esa
vereda tropical.
Así que son 64 los años que vivo.
Está bien; vinos, buena vida,
Gran amor, pero ahora,
Tal vez, muerte.
PEQUEÑA DISLEXIA
Es tanta la bajeza
que elegiste quedarte bajo tierra.
Difícil vivir en la nada
sin ser poeta ni filósofo
cualquier esquina sirve
para despedirse de nadie
y mirar la calle
la gente, el paisaje
la ciudad, por última vez.
Está bien partir sin explicaciones.
Sabemos lo insoportable
que es la soledad
desear y no tener
querer y no poder.
La miseria es miserable
y la dignidad es un cuento.
Sagre
no eres el mejor ejemplo a seguir.
Tomaste al pie de la letra
y de la copa
cuanto se puso por delante.
Donde decía vivir
leíste beber
Pequeña dislexia la tuya.
Por eso tus copas
se llenaban de recuerdos
se vaciaban de soledad
eran copas de humo
eran copas de sal
Fue demasiado lo vivido.
Fue demasiado lo bebido.
Fue demasiado lo perdido.
Espero que ahora sí
descansarás en paz, amigo.
Ojalá te sepultaran con tus lentes
así me reconocerás
la próxima vez
que nos encontremos.
- Miguel Rasch Isla
- Yorka Gallegos
- León Felipe
- Gastón Baquero
- Henri Cazalis
- Francisco Pino
- Julio Ortega
- Alexandra Domínguez
- Félix de Azúa
- Odette Alonso
- Eloy Jáuregui
- Inocencio Mamani
- Domingo F. Faílde
- Emilio Adolfo Westphalen
- Carlos Illescas
- Rafael García Bárcena
- Juan Boscán
- Elvira Hernández
- Luis Ernesto Luna Suárez
- Alfonso Cisneros Cox