Poetas

Poesía de Perú

Poemas de Gustavo Armijos

Gustavo Armijos Morales, luminoso poeta nacido en la calidez de Piura, Perú, en 1952, dejó su huella imborrable en la escena literaria hasta su partida en marzo de 2021. Licenciado en Lengua y Literatura por la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, sus versos resonaron con la profundidad de un río ancestral y la pasión de un trovador.

Forjó su saber en periodismo e idiomas en la PUCP, trazando un camino que lo llevó a ser fundador del Colegio de Periodistas del Perú en 1982. Desde las páginas de La Industria hasta la misión periodística por América Latina y Europa, Armijos tejió historias con la destreza de quien comprende el poder de las palabras.

En el ámbito literario, obtuvo reconocimientos como el Primer Premio de Poesía de la Municipalidad de Lima en 1982 y los Juegos Florales de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega en 1993. Su pluma, fecunda y emotiva, se refleja en poemarios que abarcan desde «Retrato humano» en 1971 hasta «Poemas rutinarios» en 2017, consolidando una obra diversa como los ecos de un río que fluye entre distintas corrientes.

Gustavo Armijos, además de su papel como Primer Vicepresidente de la Asociación Nacional de Escritores y Artistas en 1990, deslumbró como educador superior tanto en su amado Perú como en tierras extranjeras. Su legado, un canto poético que trasciende las fronteras del tiempo, se cristaliza en obras como «Acuático / terrestre«, «Antología mínima» y «Poemas a Moale«.

En cada verso de Armijos, la rutina se torna poesía, lo terrestre se mezcla con lo acuático, y la esencia del alma se despliega como un collage lírico. Su Antología Personal, publicada en 2018, nos invita a explorar los matices de su universo poético, recordándonos que, aunque el poeta haya cruzado el umbral, sus palabras perduran como constelaciones en el firmamento de la literatura.

ÚLTIMO TRAMO EN CERRO DE PASCO

Me gustaría huir de mi hogar
por el tiempo que alcanza un periplo vital
trepar un cerco de abedules
sobre negras ramas cubriendo la nieve.

Marchar al cielo de Cerro de Pasco
arriba hasta el borde de rayos y truenos
por donde lagrimean deliberadamente
algunas gotas gruesas de agua turbia
y cuando retorne a mi casa
encontrar mayores afectos que arrebaten
el borde de los pies cubiertos
de gruesas medias para el gélido frío.

Son antiguos pobladores de las tierras cerreñas
donde no interesa si nieva o graniza
para no mirar el sol que cae
sobre calaminas calcinadas por la sal.

Quien ha estado en esta vetusta ciudad
pocos humanos pueden decir al mundo
estuve en el techo de la civilización
¿Y por qué? Alguien respondió
quién de los poetas no le cantó al mar
pero muy pocos a la incomparable sierra.

LA CIUDAD DEL SONIDO

Hay un borde sonoro en que los hombres se empinan
tratando de alcanzar las ciudades que se diluyen
sin tener fronteras
sin enemigos que puedan destruir
los campos salvajemente tatuados de verdor.
La ciudad de la quietud se podría llamar
pero tendría que volverse a un reino de cal blanquísima
a una villa enfarolada.
Volver sin recordar los hilos de la noche,
los huesos pútridos y los nichos cambiados de lugar.
(Inclusive reconstruir las murallas de la ciudad)
2 puertas de bronce (Una en la Portada de Guía)
(Y la otra en el Puente Huáscar)
Has de meditar entre las puertas del Hades
entre las murallas que cercaban la ciudad.
Las casas perdidas en un bosque de alientos
acorralados por las brisas de los malecones
en tu periplo perdido por las aguas.
Te ofrezco un mundo amable y bello
y el corazón de nuestros hijos apadreados por los bárbaros
que me niegan esa postal ya olvidada
entre mis libros de aguas calientes acantiladas.

EL ROSTRO DE LA LIBERO VANESSA PALACIOS

El viento cálido choca contra la net
es una ventisca blanca
que arrecia contra un equipo
cuyo número 5 le dice al mundo
ARRIBA PERÚ poblado de medallas.

Su dulce y amada tierra la cobija
y las estrellas se cubren de gloria perdurable
estando cerca del paraíso
y el paraíso es el escenario donde juega
como una visionaria de la defensa
que perdura y perdura
para lograr sus sueños
ardiendo insomnes
en un círculo de fuego
para ganarle todos los sets a la vida.

Aquí en este páramo, en esta soledad
ante estos espontáneos gritos de la multitud
abre sus alas entre abigarrantes nubesVanessa del Perú

A LA LIBERO VANESSA PALACIOS

Cuando veo las caras de la multitud
apiñada en las graderías del coliseo
y voces multicolores coreando el nombre de Perú
se desmoronan los cánticos a favor de la
más grande defensora.

En invierno o verano contra el rival que fuera
ella no se lanza demasiado pronto
para salvar un balón que está casi en el piso.

Su pecho arde de pasión para
defender la bicolor ante hadas
de otros equipos de mayor estatura.

La gente advierte a un equipo contrario
desesperado pero demoledor
allá lejos una niña aprendió el voley
cuyo único juego repetidas veces
dieron gloria a la patria
balanceándose de júbilo
nuestra líbero Vanessa Palacios.

HORÓSCOPO

Cuando te vi un estremecimiento extraño invadió mi ser
como si trepara por las lomas empinadas que forma la arena
convirtiéndome luego en médanos o dunas.
Qué escandaloso sol hacía en aquel instante
que hasta los bichos habían desaparecido
para dar paso a tus palabras hoy rememoradas:
no sé si fuiste primero tú o la poesía.

BENDEJA ARDIENTE DEL ROMANCE

Quien es ella sino la que pasea su hermosura
por los pasillos de la casa en bata de dormir
hora tarde para tomar un café con crema
ante la vieja catástrofe de antiguos amores.

¿Para qué se entrega una dádiva a un menesteroso?
¿Quién mira sigiloso el paso de la gente
consolada por el sol, ocre y brillante
y que resuelle un bálsamo para divinidad?

Tal conforme se desprende borrascoso el pasado
para los goces de una rama que mece el río.

Es inhumano el nacimiento de mujer bella
y hombre de opulencia venido a menos
sin gloria perdurable y borrascosa vida.

No existe quimera alguna para marchar al paraíso
ni flores en la tumba
ni subterráneo liberado de gases
ni islas de la vida
y sí melodiosos dulces
sobre celestiales colinas
que perduran para siempre.

ESPEJO NATURAL

Estoy reflejado en el estanque.
Toda mi figura ha quedado
grabada en el agua.
El paraíso es el pasto
que me cubre las orejas.
También se refleja en el agua.
Fui amable conmigo.
Cómo podría olvidar las murmuraciones
mi figura, el agua, el paraíso
reflejado en el estanque.

PARAÍSO

El bermellón de los papagayos
la penumbra de las estatuas
la húmeda canción del desterrado
el olor del mar cuando está picadol
a elasticidad de los limoneros
la soledad de los bungalows
están las retinas tristes
por el bermellón de los papagayos
el orgullo de hierro
que se pierde en el horizonte
la penumbra de las estatuas
sol en movimiento afinidad excelente del cuerpo
confortable bilis que endulza
déjala que se divierta
hasta convertir en floresta
un paraíso de arena.
Te flagelan las nebulosas
el humus en medio de ti
crece crece crece crece
debe crecer
el tallo y su sombra
en el paraíso.