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Poesía de Perú

Poemas de Jorge Eslava

Jorge Pablo Eslava Calvo, poeta peruano nacido el 26 de diciembre de 1953 en San Miguel, Lima, es un prolífico escritor, educador y editor. Su infancia en el barrio de Magdalena del Mar y su posterior residencia en La Punta han marcado su obra con una sensibilidad urbana y costumbrista. Graduado en Literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, ha dedicado más de cuatro décadas a la creación y difusión cultural.

Eslava inició su carrera como docente y periodista, colaborando con medios como el diario La Prensa y la revista Urpi. Fundador de la Editorial Colmillo Blanco, ha publicado numerosos títulos que abarcan la poesía, la narrativa y la literatura infantil. Su compromiso con la educación lo llevó a trabajar en proyectos de alfabetización y desarrollo comunitario en regiones como Cuzco y Puno.

La poesía de Eslava refleja una profunda conexión con la realidad social y política del Perú, explorando temas como el abuso, la violencia y la identidad cultural. Su obra poética incluye títulos como «Itaca«, «Territorio» y «Gimnasium«, este último galardonado con el Premio Luces del diario El Comercio en 2022.

En el ámbito de la narrativa, Eslava ha destacado con obras como «Navajas en el paladar«, una crónica de la vida en las calles de Lima, y «Descuelga un pirata«, una novela que fusiona elementos de aventura y realidad social. Su incansable labor como crítico literario y promotor cultural lo ha convertido en un referente indispensable en la escena literaria peruana.

A lo largo de su carrera, Eslava ha recibido numerosos reconocimientos, incluido el Premio Casa de la Literatura Peruana en 2022 por su destacada contribución al panorama literario del país. Su obra, en constante evolución, sigue siendo un faro de creatividad y compromiso social en la literatura peruana contemporánea.

discanto

Semejante a la codorniz de los deseos
nunca mis gestos y palabras.
Entraban la textura sutil de sus encantos
cualquiera de mis actos que descienda.
Sólo me acojo al escándalo voráz de las​​
mañanas, al esplendido furor de su reproches.
Voy delante confundiendo las voces
y me asistes como una sombra desprendida.

***

Los malos tiempos se retiran.
Contra las galaxias transparentes
los mares inflamables de tu cuerpo.
En vano me circundan planetas, enrarecida
vegetación, brillantes huaranes. Oscuros​​
ángeles sobrevuelan el bental,
las moradas. Indagan los espacios
precipitando desastre o delicia. Anhelantes,
auyentados bribones conjuran tus secretas vóbedas.
Mas tu piel arde en mi piel desde el origen
y expuesto a fogatas inmensas, seré siempre
increíble furor de hallarte al pie del fuego.

éxtasis

Entrar a su cuerpo como ala fugaz
de los entornos – deseo transparente
sobrevicido a los desastres – hender su piel
exange y habitarla multiplicando los cobijos.
Este el mayor arte: rendirse a su vasto dominio.
Recinto de una eternidad que concluye, esparce​​
y se renueva. Ámbito apacible de estación contra estación
que aroma súbitas víctimas y nos reproduce.

placeres

Emociones que turbaron tus sentidos
y que vuelven
sin urgencia, sutil fuego que fluye,
una noche en que retuerces tus miembros
fuera del mundo
y los recreas en otros más frágiles que un tallo
inclinado a la estación de los soplos.
Tal el estremecimiento final de los cuerpos
unidos, como la garganta helada que ya no pronuncia
nombres que los oidos no oyen
o como la luz encendida que a los ojos no alcanza.

13

Harto de sus danzas, vive y canta
entre las tumbas. Se revuelve confundido en
bodas y funerales profiriendo una lengua
extraña. Los venerados bárbaros de rancia
estirpe igual sucumbirán en la magia
próxima. Turbados por memorias,
protegidos de fábulas desconocen la amenaza
que se cierne. Devastan la dinastía
pequeñas briznas y amontonan las reliquias
detrás de los orígenes. Nunca más la dicha
de los ayuntamientos. De nadie es atributo
la eternidad sino de los vientos y la lluvia.