Poetas

Poesía de Colombia

Poemas de Luz Mary Giraldo

Luz Mary Giraldo es una figura destacada de la literatura colombiana contemporánea, una poeta y ensayista cuya trayectoria literaria se ha visto coronada con numerosos premios y distinciones. Sin embargo, más allá de sus logros profesionales, su obra ha dejado una huella significativa en la literatura colombiana.

Nacida en Ibagué en 1950, Giraldo se licenció en filosofía y letras por la Universidad Javeriana de Bogotá, donde también trabajó como profesora de literatura latinoamericana y colombiana. Su formación académica se refleja en su obra, que combina la sensibilidad poética con un enfoque riguroso y crítico.

Su primer libro de poemas, El tiempo se volvió poema, fue publicado en 1974 y estableció su reputación como poeta. Desde entonces ha publicado más de una docena de libros de poesía, en los que ha explorado una amplia gama de temas, desde la nostalgia y la soledad hasta el amor y la vida cotidiana. Sus poemas se caracterizan por su musicalidad, su sencillez expresiva y su capacidad para crear imágenes vívidas y evocadoras.

Pero su carrera literaria no se limita a la poesía. Como ensayista y crítica literaria, Giraldo ha escrito extensamente sobre la literatura colombiana e hispanoamericana, incluyendo autores como Gabriel García Márquez, Álvaro Mutis y José Donoso. Sus ensayos y críticas literarias reflejan su compromiso con la exploración crítica de la literatura y su capacidad para abordar temas complejos con una claridad y elegancia admirable.

Además, su labor antológica ha sido reconocida por su rigor y amplitud. Como responsable de varias antologías de cuento colombiano, ha contribuido a dar a conocer a nuevos talentos literarios y ha ayudado a forjar una identidad literaria colombiana rica y diversa. Sus antologías, que incluyen títulos como Cuentos de fin de siglo (1999) y Ellas cuentan. Relatos de escritoras colombianas de la colonia a nuestros días (1998), son una valiosa contribución a la literatura colombiana y han sido ampliamente elogiadas por la crítica.

En resumen, la obra de Luz Mary Giraldo es una de las más destacadas de la literatura colombiana contemporánea. Su poesía, ensayos y críticas literarias reflejan una sensibilidad excepcional, una comprensión profunda de la literatura y un compromiso con la exploración crítica de la experiencia humana. Su legado literario es una contribución valiosa y duradera a la cultura colombiana y a la literatura en general.

Como un centinela

La vida por siempre dando vueltas
y como un centinela la muerte en los rincones
llama en silencio con todo y sus gerundios:
gato lamiéndose despacio
perro ladrando en la mitad del sueño
pájaro cantando al comenzar el día
mientras tejen su tela las arañas.

Golpea el viento
apaga la luz en la ventana
se escucha la zozobra y el silencio recoge expectativas.
Parpadean los hilos del asombro
y en la soledad de un pájaro
oigo distintas formas de alegría:

pequeñas cosas que pasan en la casa.

Caída

Caen las hojas en el patio
la ropa se destiñe al sol
y el pájaro comienza el alfabeto de otro día.

La muerte prepara su caída
tiembla
hoja leve
en el centro del patio
como la poesía.

Después

Si antes fue la tierra abonada
el cogollo
la rosa
las verdes hojas
las espinas
el armario de la soledad
y de la compañía
después la rama seca
la hoja caída
los pétalos incoloros y deshechos
la flor casi amarilla y sin aliento.
Al final
polvo en un cofre
huella en el mar o en el aire
tal vez nube
silencio deletreado del amor
exhalación en la profunda noche.

Antes

Antes de la poesía
la rosa.
Antes de la rosa
la rama y sus espinas
el cogollo fresco.
Antes de la raíz
la semilla
la tierra abonada
la felicidad y las heridas
preparándose.
Antes
el deseo de árboles y luz
el relente nocturno
el viento que sopla
y tu rostro en la ventana.
Antes de todo
tiempo y espacio amasados.
Y mucho antes el deseo de vivir
y una percha para colgar sueños o desvelos.
Al final
la soledad en un armario
o en las gavetas de la compañía.

Rutinas

Voy y vengo con mi lista de sueños.
El correo que respondo
la pantalla dispuesta a los poemas
un campo de girasoles dibujado en tus ojos
el misterioso amante de la noche
en las alturas del Cárpatos.

Con la inversión de todo
frente a las sobras que se acaban
maúlla el perro y ladra el gato
mientras lavo los días y pulo los oficios
el mismo calendario cada día
la lista de sueños que tejo a la lista del mercado.
Ladro y maúllo
maúllo y ladro
frente a tu imagen que salta en la pantalla
cuando respondes el correo
o estás en el Skype tan lejos y tan cerca
como una aparición que marca ausencias.

Ladro otra vez
maúllo
ronroneo
y un poema acaricia el teclado.

Silencio para vivir

Pido silencio para vivir la flor y el fruto
un viaje de palomas
y peces que dancen en el agua.

Pido silencio
y se ahoga la paz en cada esquina
golpea el dolor en el sitio del recuerdo
y el hijo apaga su lámpara bajo la muerte aliterada.

Silencio para vivir la flor y el fruto
y retornan mensajeros sin sueño
palomas sin un ramo de olivos otean el horizonte
donde la voz es un clamor
una triste elegía que viene del diluvio.

Para vivir
para escuchar el murmullo escrito en tantas páginas
y encontrar los ojos perdidos desde siempre
para buscar la paz
para mirarla de frente
si es que existe.

Más poderoso que la muerte

Como árbol de nubes y manto de pájaros al aire
llega el amor que desordena todo
con su música breve.
Más dulce que el vino y más poderoso que la muerte
llama con voz de seda tejida en flecha ponzoñosa.
Es vuelo de colibrí suspendido en el aire
y llega como se va:
desafiando el silencio.

Arte de tejer

Como arañas colgadas en los muros
se teje y desteje la tela pegajosa de quien cae en la red.
Saltan nombres que un solo click trae de regreso
al amor que se sabe pasajero.
Todo cruza en los hilos de esa joven Penélope
que junta el tejido de una nueva democracia.
Entre caritas repetidas pasa la vida a la basura
con cada una de las manos que señalan en todas
direcciones
me gusta no me gusta lo comparto
y los dibujos ríen y lloran y aman y están tristes
maúllan o ladran
en las voces que trinan en esas avenidas
de soledad y desamparo.
Hay un juego de espejos en la red:
el amor que no empieza y la amistad que se acaba
las fotos que invaden la pantalla
la imagen cambiante como la ropa vieja
la tensión de los puntos que anuncian la escritura
esperada.
En ese espejo de letras solitarias
teje una araña el laberinto donde Asterión se esconde
y Teseo busca los hilos que lo acercan a Ariadna
o que lo alejan.

Nuevos pasos

Cuando terminen
nubes y pájaros de invierno
caerán nuestras manos
para tocar la tierra
y la llanura

Cuando se pierdan
los primeros pasos
caminaremos
haciendo círculos concéntricos
de arena

Cuando palpite
la sangre del tiempo
buscaremos un nuevo sonido
de polvo
de mar
y de canario

La vendimia

Llegará el día de recoger la cosecha y seleccionar frutos.
Nos miraremos de frente y sabremos cuán dulce
o cuán amargo fue el sabor de la vida entre las páginas.
Llegará la hora de pedirnos cuentas
o saborear el vino de la tarde.
Veremos que llegó el otoño
y la historia subió paso a paso la escalera
o bajó uno por uno los peldaños.
Sabremos que el viento vino a sacudir las hojas
o a quebrar el tronco o nuestras ramas.
Entenderemos que medimos flaquezas
y estuvimos vivos.
Tal vez nos abracemos sin decirnos nada
y pensemos que valió la pena
que no nos sorprendió el invierno
que estuvimos juntos en primavera y en verano
que todo estuvo a la altura de los cuerpos
o en la debilidad de los corazones.

Los dioses dirán que no pasamos de largo
por ninguna estación.
Tal vez nos miremos a los ojos y con las manos en el pecho
aceptemos que la vida tejió hondas cicatrices
el bucle de las nubes en algún cielo perdido
borrones y certezas
y la pasajera felicidad.
Tal vez cerraremos el libro donde instalamos las palabras
y sabremos que en el fin del mundo siempre hay un abrazo nuevo.
Tal vez no existan peldaños o ascensores
pero levantaremos la copa y brindaremos
por lo vivido
y lo que no.

Quietud

Cierra tus ojos.
Siente el paso de mis labios
por tus párpados
por tu rostro
por tu boca.
Mis manos en tu piel
la respiración lenta
como el agua que reposa en tu mirada.
No los abras aún.
Con mis ojos cerrados
quiero verte
como antes
oír tu voz
como siempre
poner mis labios en los tuyos
y ahí quedarme
como en un cuento de hadas.
Como en el poema colgado en la red
te oigo
con los ojos cerrados.

Monólogo de Casandra

No corrieron lágrimas por tus miserias.
No encontraste palabras
para pedir perdón
o para darlo.
El viento soplaba contra el rostro
y el mar veía pasar un funeral después de otro.
Corría sangre en todas partes
y no pudiste escribir en tu corazón agujereado.
Con la voz encerrada musitaste:
¿cómo hablar de tus íntimas miserias
si afuera hay ojos que miran
con sus bocas abiertas hacia el cielo?

Entre los árboles

Oigo la vida
pájaro carpintero
la oigo en todas partes
dándole fuerte a la corteza.
Golpea contra el viento
pica los días de madera.

Pájaro milenario
golpea en el árbol de la vida
y mientras las hojas caen
cambia el color del tiempo
se agota como reloj de arena
marca muy lento
más lento cada vez
más lento
lento.

Oigo sonar de nuevo la corteza:
otro pájaro inicia la jornada
y el día comienza
como la noche
entre los árboles.