Poetas

Poesía de Argentina

Poemas de Conrado Nalé Roxlo

Conrado Nalé Roxlo (Buenos Aires, 15 de febrero de 1898 – ibídem, 2 de julio de 1971) fue un poeta, escritor, periodista, guionista, libretista, dramaturgo y humorista argentino. Fue director de dos revistas de humor: Don Goyo y Esculapión.

Se nos ha muerto un sueño

¡Carpintero! Haz un féretro pequeño
de madera olorosa,
se nos ha muerto un sueño,
algo que era entre el pájaro y la rosa.

Fue su vida exterior tan imprecisa
que sólo se lo vio cuando asomaba
al trémulo perfil de una sonrisa
o al tono de la voz que lo nombraba…

Más que te importa el nombre, carpintero,
era un sueño de amor. Tu mano clave
pronto las tablas olorosas, quiero
enterrar hondo el sueño flor y ave.

¡Al compás del martillo suena un canto!
«No vayas al campo santo,
porque los sueños de amor
no mueren. Se muda en llanto
su forma de ave y de flor.

EL GRILLO

Música porque sí, música vana
como la vana música del grillo;
mi corazón eglógico y sencillo
se ha despertado grillo esta mañana.

¿Es este cielo azul de porcelana?
¿Es una copa de oro el espinillo?
¿O es que en mi nueva condición de grillo
veo todo a lo grillo esta mañana?

¡Que bien suena la flauta de la rana!…
Pero no es son de flauta: en un platillo
de vibrante cristal de a dos desgrana

gotas de agua sonora. ¿Qué sencillo
es a quién tiene corazón de grillo
interpretar la vida esta mañana!

Nocturno

El bosque se duerme y sueña.
El río no duerme, canta
Por entre las sombras verdes
el agua sonora pasa
dejando en la orilla oscura,
manojos de espuma blanca.
Llenos los ojos de estrellas
en el fondo de una barca
Yo voy como una emoción
por la música del agua.
Y llevo el río en los labios
Y llevo el bosque en el alma.

PARTIDA

La partida de mi vida
juego con tanta pereza
que perderé la partida
por no mover una pieza.

¿Que me levante? ¿Que salga
en busca del vellocino?
No hay vellocino que valga
las fatigas del camino.

La balada de Doña Rata

Doña Rata salió de paseo
por los prados que esmalta el estío;
son sus ojos tan viejos, tan viejos
que no puede encontrar el camino.

Le demandó a una flor de los campos:
-guíame hasta el lugar en que vivo.
Más la flor no podía guiarla
con los pies en la tierra cautivos.

Sola va por los campos, perdida;
ya la noche la envuelve en su frío,
ya se moja su traje de lana
con las gotas del fresco rocío.
A las ranas que halló en una charca
Doña Rata pregunta el camino,
mas las ranas no saben que exista
nada más que su canto y su limo.

A buscarla salieron los gnomos,
que los gnomos son buenos amigos.
En la mano luciérnagas llevan
para ver en la noche el camino.

Doña Rata regresa trotando
entre luces y barbas de lino.
¡Qué feliz dormirá cuando llegue
a las pajas doradas del nido!

LO IMPREVISTO

Señor nunca me des lo que te pida.
Me encanta lo imprevisto, lo que baja
de tus rubias estrellas; que la vlda
me presente de golpe la baraja

contra que he de jugar. Quiero el asombro
de ir silencioso por mi calle oscura,
sentir que me golpean en el hombro,
volverme, y ver la faz de la aventura.

Quiero ignorar en dónde y de qué modo
encontraré la muerte. Sorprendida,
sepa el alma a la vuelta de un recodo,
que un paso atrás se le quedó la vida.

Prólogo inútil

Estoy cansado de andar
con los versos bien peinados
y quiero hoy alborotarlos
al viento verlos flotar.

Fuerte viento impresionista
que en la torre del poeta
ha clavado la veleta
en dirección imprevista.

Viento que sopló este día
y tal vez no sople más;
vuelo alocado y fugaz
hacia la barroquería.

El alma la dejo en casa
y vengo a hacer el payaso
con mi vestido de raso
y mis volados de gasa.

Bajo mi sombrilla roja,
entre luces y oropeles,
al son de mis cascabeles
danzaré en la cuerda floja.