Poetas

Poesía de Chile

Poemas de Oliver Welden

Oliver Welden fue un poeta chileno que nació en Santiago en 1946 y falleció en 2021. Se le considera parte de la generación dispersa o de la diáspora, que vivió el exilio tras el golpe militar de 1973. Su obra se caracteriza por una voz lírica intensa, crítica y original, que explora temas como el amor, la memoria, la identidad y la política.

Welden comenzó a escribir poesía desde su época de estudiante en el Liceo José Victorino Lastarria, donde fue presidente del centro de alumnos y formó parte del grupo literario Academia, junto con su amigo y también poeta Gonzalo Millán. En 1965 publicó su primer libro, Anhista, que mostraba una sensibilidad poética influenciada por el surrealismo y la vanguardia. En 1970 obtuvo el premio Luis Tello de la Sociedad de Escritores de Chile por su segundo libro, Perro del amor, que se convirtió en un referente de su generación y en un libro de culto dentro de la literatura chilena. Este poemario fue editado por Guillermo Deisler e ilustrado por Carlos Maturana (Bororo), y reflejaba una visión cruda y desencantada del amor, la sociedad y la historia.

Welden estudió pedagogía en castellano en el Instituto Pedagógico y luego se trasladó al norte de Chile, donde trabajó como profesor en las sedes de la Universidad de Chile en Antofagasta, Arica e Iquique. En esta última ciudad conoció a su pareja, Alicia Galaz, con quien fundó y dirigió la revista Tebaida, una de las más importantes de la literatura de Atacama. La revista se editó entre 1968 y 1972 y difundió la obra de poetas como Jorge Teillier, Enrique Lihn, Nicanor Parra, Raúl Zurita y Roberto Bolaño.

Después del golpe militar que derrocó al gobierno de Salvador Allende, Welden y Galaz tuvieron que abandonar Chile y se exiliaron en Estados Unidos, donde vivieron por casi treinta años. Allí Welden se dedicó a la docencia universitaria y a la traducción literaria, pero mantuvo un bajo perfil como escritor. Solo publicó un tercer libro de poesía, Fábulas ocultas, en 2006, con la editorial LAR. En este libro retomó algunos temas y motivos de sus obras anteriores, pero con una mayor madurez y profundidad.

Welden fue reconocido por algunos críticos y escritores como uno de los poetas más originales e importantes de su generación, pero también fue olvidado o marginado por otros sectores del campo literario chileno. Su obra ha sido reeditada parcialmente en antologías y revistas, pero aún no se ha hecho una edición completa y crítica de su producción poética. Su legado sigue siendo una fuente de inspiración para las nuevas generaciones de poetas que buscan una voz propia y comprometida con su tiempo.

Advertencia

Érase un hombre solo,
demasiado solo;
cuando sentado en el baño
dejaba correr el agua
para escuchar su sonido;
En su oficina de correos dialogaba
con las cartas y en sueños
visitaba a los destinatarios. Falleció
la primavera recién pasada:
al cajón le ajustaron las manillas por dentro
para que esa mañana
se condujera solo al cementerio.

Vaivenes

Puede que haya pasado demasiado tiempo,
más que el necesario,
pero estimo necesario esperar todavía
el amaino de la resaca
Para amarrar mi cuerpo
a la roca semisumergida,
cerrar los ojos y abrir la boca
y esperar, nuevamente,
a que suba del todo la marea.

Tu gran estómago de bebedor viejo

Tu gran estómago de bebedor viejo reluce esta noche
como una bola cubierta de oscuros pelos.
Por la radio se escucha la música de la película Zorba
y es muy tarde para recordar el nombre de pila de Teodorakis
mientras tu mano hace miriñaques con el filo de la navaja.
Qué disculpa te darás cuando amanezca?
Por ahora son tuyos los sueños de los luminosos bebedores
y también a no dudarlo eres cada vez más distante.
La cena que te has servido será repetida te lo prometes
pero tal vez en qué otra circunstancia menos lenta que ésta.
Mañana recogerás la cuchara el único plasto sucio la copa
Y descubrirás su fondo marcado sobre la tersura del mantel.

Axioma vital

Las moscas ocultan el corazón
porque el corazón es una magnífica bosta.

Cuestión de tiempo

Retornas apoderándote de mis viejos calcetines y es
firme tu asidero en el diseño de la lana.
En cuestión de horas ya tienes revisados mis hábitos
de siempre, el ínfimo itinerario de mis cosas
diarias y con todo has decidido castigarme poniéndome
en los ojos tus ácidos sostenes. Yo castigo
es el verbo que conjugas de memoria: tú me castigas
y haces otra vez girar el tiempo para detenernos a mirar
tal vez cualquier puesta de sol,
sin saber a ciencia cierta quien naufraga o quien devora.

Me hubiera gustado quedarme aquí.

Una canción de boda compuesta de aire inmóvil,
de tierra seca, para darte una nueva dimensión
de amor, deposito en un embudo de papel
por la cerradura de la puerta de tu casa, mientras
me vuelvo viejo regresando a mi polvo y a mi noche.

Lo que dicen tus manos

No alcanzo a medir lo que dicen tus manos
pegadas a la ventana del autobús que parte:
si un adiós a la luz de la velocidad del camino
o la señal de que me tocas a través del vidrio:
es el ritmo del motor lo único que me llega.
Y así nos vamos de ida y de regreso,
sin que nada otra vez quede de esta nueva partida,
sólo la imagen de tus manos.

Cuando la nieve se derrite dónde se va lo blanco

yo me he parado
en las puertas de los cementerios
a contar muertos
sólo los de arriba mueren de viejos
el pueblo muere de pueblo
Luis Moreno Pozo

pero qué sueño es éste
a cuya orilla me dejan
como a la espera de un cuerpo
prometido por las aguas
Waldo Rojas

Voces en un cementerio sueco

Las voces confundidas con el crujido de las hojas
bajo mis zapatos por los senderos entre las tumbas
una mañana de domingo y madreselvas
en un cementerio solitario, eran antiguas
como las lápidas: Gunilda Nilsson 1818 -decίan-
Johan Gadd 1825 Olaus Söderling 1816 -decίan-
decίan las voces en la piedra y en el musgo oscuro,
foráneas y desconocidas para mί el extranjero,
Behrens 1854 Ohlson 1823 Göransson 1827,
y sin embargo en ellas pude reconocer las voces
de los que una vez amé y enmudecieron,
como el sonido de las hojas bajo mis zapatos
que se apaga mientras me alejo entre las tumbas.

Ciudades

En esta ciudad nací varias veces
pero hay otras ciudades donde también nací,
Santiago, Benalmádena, Malmö
y en todas nací con el mismo nombre,
Welden, me llamaban en distintos idiomas
y en todos mi nombre se escuchaba similar,
Velden, Huelden, Güelden, Wendel.
He muerto varias veces en varias ciudades
que no nombraré.
Cuántas veces más moriré
y en qué ciudad ocurrirá mi muerte absoluta?
Benalmádena, Baton Rouge, Malmö?
Habrá una voz que me llame por mi nombre
en alguna de estas ciudades
de mi muerte absoluta.