Literatura Cubana

La odisea de Jácara, la neomodernidad y la generación de los 90

Luis Rafael Hernández

La revista comenzó siendo un proyecto ingenuo. Estábamos en la Facultad de Letras y había allí un grupo literario un poco esnobista, un poco nihilista y postmoderno, que decía que no era posible hacer una publicación en esa facultad porque existían no sé cuántos problemas...

Leticia

Carlos César Muñoz García del Pino, David Alfonso Hermelo

Soy Leticia, heroína legendaria y defensora de los desgraciados, las viudas y los pajaritos. Mi nombre es conocido en cada polo, mis hazañas atraviesan los tres mares y mi valor es cantado por cada bardo en cada taberna...

Un error de Alfonso Reyes

Lino Novás Calvo

Los “altafrentes” están inclinando la mirada. Como tenía que suceder, los últimos en hacerlo han sido los latinos, generalmente más secos, rígidos y quebradizos. Pero todo llega. Primero fue Gide. Ahora es Alfonso Reyes. El género bastardo está siendo reconocido por ellos. Este género es el detectivesco.

Francisca y la muerte

Onelio Jorge Cardoso

—Santos y buenos días —dijo la muerte, y ninguno de los presentes la pudo reconocer. ¡Claro!, venía la parca con su trenza retorcida bajo el sombrero y su mano amarilla en el bolsillo...

Casta sin nombre

Herbert Toranzo

Le tocaba hoy hasta el mediodía. Rogelio la recibió con impaciencia, vestido para la calle. —Menos mal —rezongó—. Ya deben de estar esperándome. —No te demores. A las dos tengo un ensayo —Fernanda pareció recordar algo y miró en redondo. Se hizo luego de un tono confidencial, conspiratorio—. ¿Dónde está?

Alejo Carpentier

La concepción de lo «real maravilloso americano»

Julio Pino Miyar

En el prólogo a su novela El reino de este mundo, Alejo Carpentier realizó un singular ajuste de cuentas con la estética surrealista y su propio pasado intelectual. Su amigo, el poeta francés Robert Desnos, lo había presentado ante el gremio presidido por André Breton en el París de los años 30, y fue invitado por éste a colaborar con el principal órgano del grupo: La revolución surrealista.

Arbitrio judicial

Jeffrey López Dueñas

En el estrado, con la negra toga ondeándole alrededor del cuerpo y el birrete graciosamente ladeado sobre la cabeza, dejaba de ser un hombre común para transformarse en alguien único…

La espalda marcada

Yunier Riquenes

Antes de meterse a la ducha se detiene en el espejo. Las manos le recorren la cara, los labios y los lados de la nariz. Le había respondido no pasa nada; y no pudo disfrutar la mejor parte aunque se lo propuso. Quizás por eso no logró gemir con desesperación, ahogarse.

Testigo

Ian Rodríguez Pérez

"Esto huele a perro muerto en la carretera" ha llegado a ser la expresión que con más frecuencia tienes a punta de colmillo para referirte a una situación embarazosa, pero no es la única.

La manzana de Eva

Yadira Álvarez Betancourt

—Deberías volver a hacer juguetes, madre. —Ya no hago juguetes, sólo los reparo. La hija frunció el ceño ante la brusquedad de la respuesta. —Madre, no es que esté harta de venir hasta aquí a verte, pero deberías preocuparte más por tu bienestar y salir de este lugar.

Los venenos

Heriberto Machado Galiana

Las más grandes y feas son las que están en el corral de los puercos. En el baño viejo al final del patio, donde los machos orinamos para que el de casa no apeste, también las he visto así. Ni siquiera las que mamá vio en el rancho, donde se guardan los sacos de arroz y de frijoles, pueden ser del tamaño de estas.

Memorial de Penélope

Ernesto Pérez Castillo

Ya me aburrí de alejar de esta casa a los que me pretenden y ahora juego a que me violan y los decapito al amanecer. Pero son insaciables. Cada noche vuelven y beben y se hartan mientras yo les miro desde mi sillón de viuda probable y espero la medianoche en que sortean cuál me poseerá esa madrugada.

En candela con Ochosi

Erick J. Mota

Primero fue el dolor de muelas. Y luego. Y luego también. El dolor de muelas persiste en todo momento y carece de posición de alivio. Los calmantes casi nunca funcionan y siempre la cura es mucho más dolorosa. No existe sentencia ni castigo en el mundo que supere a un dolor de muelas.

El último jonrón

Leopoldo Luis

Martincito estaba en el comedor mirando el juego de pelota entre Villa Clara e Industriales cuando sintió un ruido extraño en la terraza. Recién terminaba de almorzar, pasadas las dos de la tarde, como acostumbra a hacer cada domingo después de beber unos tragos con el primero que aparezca y le acompañe.

Imposturas

Frank Padrón

Isliada propone a sus lectores una selección de poemas del libro inédito Los hombres nunca fueron fieles

Dioses a la carta

Carlos Duarte

Hacía muchos años que vagaba por la vida con la sensación de albergar un vacío absoluto en alguna parte de mi organismo. Comía y comía pero no lo llenaba, ergo no era en el estómago. Respiraba fuerte y hondo pero nada: obvio, la cosa no era en los pulmones.

Las lecciones del vampiro

Miguel Terry Valdespino

Una semana antes de que yo cumpliera los cuarenta y nueve, mi esposa armó sus maletas y se fue a vivir con un tío que decidió dejarle su casa en herencia. El viejo no viviría demasiado. La herencia vino a acelerar el fin de un matrimonio muerto..

Sacrificio

José Luis Fariñas

Había cosas que quería para siempre: ardides, plenilunios, coleópteros de marzo, pánicos vitales de color azul prusia tostado, la semilla heptagonal de una noche de infancia bajo unos canisteles en flor o el dibujo escabroso de los días más imposibles, esos donde parece suceder sin detenerse la danza macabra de la felicidad...

Confesiones

Obdulio Fenelo

La segunda vez que lanzó la mirada a la calle, la dejó rondar las fachadas disparejas, elevarse sobre el montón de construcciones y caer de golpe contra el campanario de la iglesia. A esa hora del día el crepúsculo acentuaba el color amarillento de El Sagrado Corazón y lo tornaba irreal. Siempre rezaba antes de hacer un trabajo, así resolvía lo del arrepentimiento...

Los sitios esperados

Zurelys López Amaya

Cada muro es preciso de recorrer porque es la piedra la que nos sostiene, la piedra azul que rueda cada día y permanece. Los parques que nos vieron caminar saben que llegaremos a los sitios esperados. El tiempo pasa, la luz termina llevándonos al final del día.