Poetas

Poesía de Colombia

Poemas de Elmo Valencia

El legado literario de Elmo Valencia, nacido en Cali en 1926, se erige como un faro de la vanguardia colombiana. Ingeniero electrónico de formación, su alma vibraba en las frecuencias poéticas del Nadaísmo, movimiento del cual fue cofundador junto a luminarias como Gonzalo Arango y Jotamario Arbeláez.

Valencia, además de su destreza con las palabras, desempeñó roles clave en la difusión cultural, participando como jurado en el prestigioso concurso literario «Casa de las Américas» en La Habana, y compartiendo escenarios con íconos de la poesía como Allen Ginsberg en los Recitales de Poesía en Praga.

Su obra rebosa de originalidad y provocación, reflejando la rebeldía y la búsqueda constante de nuevas formas de expresión propias del Nadaísmo. En 1967, obtuvo el codiciado Premio Nadaísta de Novela por «Islanada«, una obra que desafía las convenciones narrativas establecidas.

Valencia, con su pluma intrépida, nos regaló obras que trascienden el tiempo, como «Bodas sin oro, Cincuenta años del Nadaísmo«, una crónica imprescindible para entender la evolución y el impacto de este movimiento literario en Colombia y más allá de sus fronteras.

Elmo Valencia, poeta, ensayista, y novelista, se despidió de este mundo a los 91 años en su Cali natal, dejando un legado que perdurará en la memoria colectiva de la literatura colombiana. Su partida deja un vacío en el panorama cultural, pero su obra continúa inspirando a las generaciones futuras a explorar los límites de la creatividad y la rebeldía literaria.

País de las neblinas

Concierto de Rock en el Vaticano Extraña mujer ha llegado a mi vida.
Tiene la nariz de Atenea
esculpida por Fidias.
La mirada de Greta Garbo
buscando amor en el blanco telón de un cinematógrafo
y canta con la sensualidad de Madonna.
Me dice: Espérame ya regreso,
debo dar un concierto de rock en el Vaticano.
Es verdad. Veo el concierto por televisión
Las once mil vírgenes gritan histéricas
desgarrando sus vestiduras
Esta extraña mujer se pasea por todas las habitaciones, desnuda.
Fuma marihuana, desnuda.
Baila sobre mi libro preferido ¨Histoire d’ O¨, desnuda.
Cansada la acuesto
y tengo que besarle las nalgas para que se quede dormida.
Ella, en cambio, no besa, muerde.
Mi cuerpo está lleno de cicatrices.
Cuando me desea, no dice: «Ven, penétrame».
Comienza a rugir como una leona en celo.
Antes de que saque las garras y me devore
me le monto encima.
Y así nos quedamos meses enteros haciendo el amor
Hasta que el Papa la manda a llamar
Para que dé otro concierto de rock en el Vaticano.

Los senos de la Mona Lisa

Se abrió la chaqueta Mona Lisa
para mostrarme sus senos desnudos.
Fue París, en el Louvre, febrero del 65.
Nieve en las calles y en los parques.

Venía yo de La Habana de conocer la revolución.
Al verme, frente a ella, solo,
se abrió la chaqueta para que supiera
que sus senos y la revolución cubana
tienen un mismo origen: el derecho a la vida.

Yo ya había acariciado los senos de la revolución,
erectos como dos fusiles.
Ahora sólo faltaba, para sentirme poeta
en toda la plenitud de la palabra
acariciar los pechos de la bella Mona Lisa
que con tanto deseo me ofrecía.

Así que, aquel febrero del 65,
en el Louvre, sin que nadie nos viera,
me acerqué a ellos, y los tuve en mi boca.

El arte de amar

Si hacemos el amor
encima de un puente
es posible que el puente se caiga

Si lo hacemos en un arrozal
la humanidad se quedará sin arroz
durante un siglo

Si lo hacemos encima de un huevo
pobre huevo

Y si lo hacemos frente a un cuadro de Picasso
al instante un embarazo

Si lo hacemos en el baño de un avión
ese avión no llegará nunca a su destino

Si lo hacemos en un automóvil último modelo
existe la posibilidad de que el automóvil
haya sido robado

Y si lo hacemos debajo de un árbol
es posible que un pájaro
nos cague

Para no tener ninguno de estos inconvenientes

lo mejor que podemos hacer tú y yo
yo y tú
es hacerlo aquí donde nos encontramos
abrazados y desnudos
hasta que la muerte nos separe

Poema para aumentar el poder de la libido

Hagamos el amor frente al espejo
donde la belleza se mira los senos.
El espejo no dirá nada. La Belleza, menos.

O hagámoslo frente a un cuadro de Goya,
me gustaría La Maja Desnuda,
por el brillo de su vello púbico.
Goya no dirá nada. La Maja, menos.

Te imaginas nosotros haciendo el amor
frente a ese lienzo que en el mercado
tiene un valor de millones de dólares
según lo mercaderes del arte?
Se me paran los pelos de punta de solo pensarlo.

Si un gato nos mira, hagámoslo.
Me gustaría que fuera elgato
que Cleopatra guardaba entre sus muslos.
Los gatos, tan tiernos, sobre todo el gato de Cleopatra.

Hagámoslo frente al Ovni
en que los marcianos vinieron alatierra
para presenciar la resurrección de Cristo.
El Ovni no dirá nada. Los marcianos, menos.

Hagámoslo frente a cualquier cosa:
un televisor encendido, un fetiche,
una concha marina, un buque de guerra,
un canario, un escaparate, un fusil,
un coche deportivo, o una araña peluda.

Menos frente al volcán Vesubio.
Como en los tiempos de Pompeya,
un río de lava podría nuevamente
cubrir nuestros cuerpos desnudos.

Concierto de rock en el Vaticano

Extraña mujer ha llegado a mi vida
tiene nariz de Atenea
esculpida por Fidias

La mirada de Greta Garbo
buscando amor
en el blanco telón de un cinematógrafo

Y canta con la sensualidad de Madonna

Me dice: Espérame ya regreso,
debo dar un concierto de rock en el Vaticano

Es verdad. Veo el concierto por televisión
Las once mil vírgenes gritan histéricas
desgarrando sus vestiduras

Esta extraña mujer se pasea
por todas las habitaciones, desnuda

Fuma marihuana, desnuda
Baila sobre mi libro preferido ”Histoire d’Oro”, desnuda

Cansada la acuesto
tengo que besarle las nalgas
para que se quede dormida

Ella, en cambio, no besa, muerde
Mi cuerpo está lleno de cicatrices

Cuando me desea, no dice: Ven penétrame
comienza a rugir como una leona en celo

Antes de que saque las garras y me devore
me le monto

Así nos quedamos meses enteros haciendo el amor
hasta que el Papa la manda a llamar
para que dé otro concierto de rock en el Vaticano

Oda al condón

Condón de la ternura y la decencia:
No te imaginas cómo estoy de agradecido
contigo por proteger mi bálano y mi tierno prepucio

Eres más importante que Luis XV
un rey que en realidad no fue muy importante

Y que Madonna

Cuando abro la hermética envoltura donde habitas
al instante brotas como flor de peyote

Y cuando con mis manos te coloco
en mi sexo y saxofón
comienza el concierto
para incendiar la soledad de dos cuerpos

La historia reconocerá tu empeño
por evitar que ese virus nefasto
del cual se habla con miedo en las alcobas
nos pegue la enfermedad del siglo
que es el siglo más oscuro que ha tenido la tierra

No hay ano ni vagina que no reconozca tu deseo
de que el amor sea una dicha
y no un arrepentimiento

Lástima que Miguel Angel
el de la capilla Sixtina
esté angelicalmente muerto
Si viviera te estaría pintando
en forma de cohete nuclear
volando con dirección al útero de la vía láctea

Pero estas son puras imaginaciones mías
porque nací poeta
especie que se extingue

Te admiro mucho por la misión que cumples
a sabiendas que una vez terminado el acto
los hombres siempre desagradecidos
te tiramos con asco a la taza del inodoro
ese artefacto que Marcel Duchamp
embelleció con su arte

Lo mágico de la evolución
y de la transformación de la materia
es que al otro lado de las aguas negras
los recicladores de la industria moderna,
te reciben con los brazos abiertos
para que mañana
ya no seas un humilde condón de látex transparente
sino una bolsa de plástico
donde en los supermercados nos meten la comida

Amémonos

Amémonos al pie de la letra de una canción de Los Beatles.
Al pie de un verso surrealista, de un volcán echando chispas.
O de un reloj despertador porque el polvo del amor tiene un sueño profundo.

Amémonos bajo la lluvia para ver en el agua
los gestos que harán nuestros rostros cuando lleguen los besos
y el orgasmo.
Delante del lago de los sueños donde vive tranquilo un cocodrilo de plata
para hablar con él y decirle
que nunca dejaremos de amarnos.
O detrás de una estatua cagada por miles
de pájaros. Nos traerá buena suerte.

Amémonos como Digo Rivera amó a Frida Khalo
y Neruda a su canción desesperada.
Desesperados estamos todos porque no sabemos
hacia donde nos lleva este barco ebrio de Rimbaud.
Amémonos lejos del mundanal ruido
o cerca del aeropuerto para oír el rugir
de los motores de los aviones
cuando estemos unidos con los cuerpos ardiendo.
En fin, amémonos hoy jueves
porque mañana lunes es imposible.

Locura poética

En algún lugar nos reunimos por poetas Allen
Ginsberg, Rimbaud, el Conde de Lautréamont y Elmo.
Después del vino decidimos que cada uno de
nosotros violara una obra de arte.
El arte fue creado para torturarlo , herirlo de
muerte.
Rimbaud viajó a Nueva York, se trepó a la Estatua
de la Libertad y la penetró con un poema largo.
Entre los muslos la sonrisa de una gota de sangre.
¿Quedaría embarazada la pálida doncella?
Su hijo será el nuevo Rey de Francia cuando a la
República la devoren los perros.
Ginsberg, comprensivo con su propia naturaleza,
no quiso violar sino que lo violara el Coloso de Rodas.
El Coloso empujó su serpiente y la poesía tembló.
La poesía siempre ha temblado cuando el sexo es
doloroso.
Un pájaro que se dirigía a Sodoma encontró al
poeta dando aullidos y pidiendo la presencia de la
muerte.
Allen sigue encontrándose con Whitman en los
supermercados y deseando a los hijos de los astronautas.
El Conde de Lautréamont escogió la Torre
inclinada de Pisa.
Hizo con ella que quiso.
Hoy la torre está inclinada un grado más hacia los
cuerpos que se juntan en moteles y alcobas de sacerdotes
de la divinidad.
Yo me decidí por La Gioconda.
¡Qué tela tan fina! Me costó trabajo poseerla pero
cumplí con mi palabra de poeta y esto me llena de orgullo.
Dicen los guardas del Louvre de Paría que todas las
noches se escuchan los gritos de La Gioconda pidiendo mi
regreso mientras Leonardo Da Vinci se revuelca en su
tumba de felicidad.