Poetas

Poesía de Colombia

Poemas de Gloria Posada

Gloria Posada, nacida en Medellín en 1967, se revela como una creadora polifacética, trascendiendo las fronteras de la poesía para abrazar el arte en su máxima expresión. Reconocida antropóloga y maestra plástica, su obra artística ha dejado una huella profunda en exposiciones individuales y colectivas, tanto en su natal Colombia como en escenarios internacionales.

A pesar de su destacada presencia en el ámbito artístico, la esencia poética de Posada se mantiene vibrante. Sus creaciones, ya sean imágenes, espacios públicos, fotografías, instalaciones o vídeos, son extensiones activas de la poiesis, un diálogo constante con la realidad colombiana y universal. La ciudad, la cultura popular y los conflictos sociales sirven como lienzo para su visión creadora, que fusiona las disciplinas plásticas con la profundidad de la palabra poética.

Gloria Posada, además de ser maestra en Bellas Artes y antropóloga, ha ejercido un papel fundamental como animadora del medio artístico en Medellín. Su labor como artista individual y colectiva, poeta, pedagoga y escritora, ha reunido a personas de diversas disciplinas para explorar propuestas artísticas complejas, inmersas en la vida cotidiana de la ciudad y sus habitantes.

La bibliografía poética de Posada refleja su compromiso con la palabra. Obras como «Oficio Divino» (1992) y «La cicatriz del nacimiento» (2000) han sido reconocidas con premios nacionales, mientras que antologías como «Bajo el cielo» (2013) y «Aire en luz» (2017) muestran la continuidad y evolución de su voz poética a lo largo de los años. Gloria Posada se erige así como una figura esencial en el panorama artístico y literario, fusionando el arte y la poesía con maestría y sensibilidad.

Del aire a la tierra

Un aleteo restaura el aire
Pájaros retornan
y en la noche
hacen del azul del cielo
un sueño

Semillas caen
Crean una flor del lodo
o aumentan la arena
del desierto

La tierra recibe
sombras del vuelo
ecos
del embate de las alas
contra la transparencia

Lejana luz

Tormenta
no deja ver estrellas

Fulgor traspasa
profundidad de océano
savia del árbol
oscuridad de sangre
capas en tierra
y piel

Separación

En el sueño
¿qué buscamos
o nos abandona?

Acaso
otro aire
agua
fuego
son un paisaje
en nuestro cuerpo

Despertar es caer
Nos levantamos
con heridas que no sangran
hacemos del vestido otra piel

Un lugar en el olvido
siempre nos espera
¿Cómo llegamos a esta tierra
de vigilia?

Diáspora

Paredes y techos
se deshacen
Retornan a jardines
y calles
Vientos extienden paisajes
llevan ciudad devastada
hacia luz

Sed

Animales
buscan agua
en trayecto hacia el río
encuentran lluvia

Lejos
una ciudad
pronuncia la sed
y la sequía

Bajo el sol
alguien labra un silencio
En el asfalto
otros excavan un pozo

Palabras

Dicen muerte
Conjugan rezo
Esperan nacimiento
Construyen amor
Guardan pasado
Edifican casa
Brindan alimento
Anuncian abrazo
Unen cuerpos
Dan adiós
Abren heridas
Fundan día siguiente

Duración

Gotas de agua
ya no son nube
Frutos y hojas
no son árbol
Pétalos no son rosa
Lágrimas no son mar sereno
Todo lo que se desprende
nos enseña a caer

Circe

Yo disputo con las hormigas
las alas de las mariposas muertas

Yo robo a los buitres
los cuernos del antílope inerte

Y a los gusanos que devoran tu cuerpo
–Guerrero muerto en la batalla–
Les privo de tus ojos
y tus manos

País

Quiénes
serán perseguidos
y huirán
de sus tierras
casas
cultivos

En selvas y ciudades
en la intemperie
sanarán algún día
sus heridas

Quiénes quedarán
en sus campos
tendidos
sin poder levantarse
y correr

Dicen

Dicen
que al rotar la Tierra
ciudades en diferentes momentos
están bajo un mismo cielo

que hay un lugar
donde océanos se unen
en tonalidades del azul

que paisajes de arena se deshacen
para enseñarnos la inmutable belleza de las rocas

que en un día la mariposa
puede nacer y morir

que nubes sobre el horizonte del mar
señalan la existencia de islas

que destellos de luz persisten en el aire
después del aleteo

que algo extraño sucede
cuando la canoa toca por primera vez el agua

que el cazador nunca encontrará su presa
y sin saberlo se alimenta de simulacros y sombras

que caparazones de tortugas muertas
forman dibujos de piedra

que desiertos florecen
y semanas después son otra vez arena

que las aves son las primeras en llegar
a una nueva isla

que la piel de serpiente cambia
y permanece en el lodo
mientras el cuerpo se desliza

que plumas descienden del vuelo
para recordar que lo leve también cae

que plantas tienen extrañas formas
de movimiento y quietud

que capullos y alas de mariposas
son indicios del tiempo que pasa

que otra selva existe en ramas
y suelo de hojas

que huevos vacíos de la última nidada
frágiles se integran al polvo que todo lo cubre

que astas de ciervo no pueden ser devoradas
porque cada ser deja algo para alimento de la tierra

que en cada generación
cazadores y presas se intercambian
fundan otra selva

que cuando vientos provienen
de dirección equivocada
no podremos regresar a casa

que a cada uno en su vida
se le tienden emboscadas
hasta que en la última sucumbe

que miembros amputados del cuerpo duelen
y pueden sentir calor

que aumentará la temperatura
y la sequía extinguirá la humedad en suelos
plantas, cuerpos, bocas

que una brújula es inútil
en el Polo Norte

que el frío penetra huesos
y un día todos se reunirán para darse calor

que nadie recuerda
qué vio al nacer

que la Luna
es lugar desolado
La muerte
es nube de alas negras
y desciende

que paralelo a este mundo
hay otros narrados
la voz crea lo invisible

y dicen más palabras
frases que son olvido
distancia producida
por toda certidumbre

Labores

Árboles son mesas
en manos del carpintero
Barro es pared por el albañil

Lámparas iluminan todas las noches
el camino

No construí mi casa
No cosí mi ropa
No diseñé mi cama

Todo lo mío es ajeno

Magdalena

El Hebreo
que convierte el agua
en vino
Transformó mi Carne
en Verbo
Ofelia

¿Cómo existir
entre el amor y la muerte?

Estoy atrapada

Reposo en el fondo del agua
Deambulo en la tierra

Hamlet
Poséeme hasta el fin
De este luto