Poetas

Poesía de Colombia

Poemas de Hernando Socarrás

Hernando Socarrás (1945-2020), un poeta colombiano cuya pluma tejía los hilos de la sensibilidad y la reflexión, nació en Bogotá, Colombia. Dotado de una profunda conexión con las palabras, su legado literario perdura como un susurro eterno en el paisaje de la poesía contemporánea. Pariente del ilustre escritor José Francisco Socarrás, Hernando heredó no solo la pasión por las letras, sino también una sensibilidad única que se manifestó en cada verso que creó.

En su prolífica carrera, Socarrás deslumbró con su ingenio poético y su capacidad para explorar las complejidades del alma humana. Como coordinador del Taller de Escritores, El Canto de la Cabuya, cultivó un espacio fértil donde las mentes creativas florecieron y las palabras cobraron vida. Su labor como mentor y guía dejó una marca indeleble en la comunidad literaria colombiana.

A lo largo de su trayectoria, Socarrás fue honrado con prestigiosos premios y reconocimientos, incluyendo el Concurso Nacional de Poesía “Awasca” y el Festival de Poesía Regional de la Universidad de Córdoba. Sus obras, entre las que destacan «Un solo aquello«, «Trapecios«, «Sin manos de atar» y «Cántico hechizo«, son testigos de su maestría en el manejo del lenguaje y su profundo entendimiento de las emociones humanas.

La poesía de Hernando Socarrás es un viaje de descubrimiento y contemplación, donde cada palabra es un pétalo que se desprende del jardín de la vida. Con obras como «Piel imagina«, «Que la tierra te sea leve» y «El fuego de los nacimientos«, exploró los temas de la existencia, el amor, la naturaleza y la trascendencia con una voz única y resonante.

En su partida, el legado de Hernando Socarrás perdura como un faro de inspiración para las generaciones futuras de poetas. Su poesía, impregnada de belleza y profundidad, continúa tocando los corazones de quienes se sumergen en sus versos, recordándonos la eterna resonancia del arte en el alma humana. Hernando Socarrás, un eterno ser de paso en el firmamento literario, sigue iluminando nuestros caminos con el resplandor de su creatividad y su sabiduría.

COMO NO SE SUEÑA

Te dejaría morir
de mi mano

en su lugar
y juntos,

como sangre cruel y media
espada

empuñando uno al otro
sin voz,

sin rabia
como no se sueña.

Eréctico

Cavar en el enjambre de tu eco
cuando aún húmeda,

entreabierta

suenas a mar
contra mi cuerpo.

BOCAS MUERTAS

Bocas muertas:

atraen
aves y felinos no nacidos.

El COLOR DEL COBRE

El color del cobre
envejecido por el habla

ha quemado un rostro
el mío

tan considerado
notorio por el violento precipicio

de los ojos
y perdido

como aguja primordial
en un invierno
que avanza

al abrigo
de

las cortaduras.

Es un repetido licor

Aunque nadie cierre los ojos,
cada vez que un vino de piedra aparece roto
sobre el cuello del bebedor,

se culpa de infortunada belleza
a la lavandera
nocturna;
a la enamorada
de aguas descalzas
que se embriaga en los arrecifes.

BURKA UNO

Detrás del místico
laberinto

la oscuridad sin falta.

Entrego la paz de mi verdugo
su ojo abierto, sin dormir,
su ojo
que jamás ha muerto y decidido

prefiere
ver
en mí.