Poetas

Poesía de México

Poemas de Víctor Manuel Mendiola

Víctor Manuel Mendiola. Escritor, ensayista y poeta mexicano, es conocido, además de por su extensa obra literaria, por su actividad en la promoción de la cultura, ocupando puestos como el Festival Internacional Letras en el Golfo durante seis años.

ME QUIERO IR AL MAR

Egipcio zarpo; parto sin mesura
en el silencio parco de mis años.
No hay verdad ni temor, tampoco engaños
y la casualidad es mi andadura.

Thot escribe mi nombre en los extraños
pergaminos de todo: empieza y dura
la vida; sube y cesa la verdura
del Nilo y vagan vagos los rebaños.

Arriba, entre los soles de mi puerto,
amor y soledad, ocaso y orto
caen en el reloj de mi destino.

Pero el destino sabe en mi ojo abierto
todos los soles. Mientras, sigo absorto
en la casualidad de mi camino.

CHAPULTEPEC

Me levantaba muy temprano para
correr —por media hora— en la alameda
del bosque de Chapultepec. Me queda
en el memoria la presión tan clara
del trote cuando entraba en la arboleda
y la ola del verdor contra la cara
me divertía como si saltara
a otra velocidad sobre la rueda
inmóvil de las cosas: el sonido
del aire, el golpe de mi propio impulso,
la sangre divirtiéndose en los ojos.
Realizaba sediento el recorrido:
manos sudadas y agitado pulso
y, desde luego, los cachetes rojos.

LOS CASADOS

La ventana
se abría sobre nuestros cuerpos,
daba a nosotros,
se asomaba al. paisaje
de la tibia hortaliza de la piel.
Tú, con salud,
en ese campo
te desnudabas
y yo veía cómo entrábamos
a la playa de nuestro cuarto,
a la playa escondida de nosotros.
Allí, los árboles
se elevaban elásticos
bajo un espacio azul.
Por el azul
también llegaba
el resplandor del mar,
corría por arriba
de hierbas y legumbres,
por arriba del hule
que está a un lado
de la ventana;
se levantaba encima de nosotros
hasta tocar tu frente
después de humedecer el aire.
La ventana traía
la intimidad de afuera,
traía las palmeras
y muchas alas,
Llevaba peces
como hojas de oro,
también traía
las voces de otras mujeres
y tú me acariciabas.
Yo era la piedra que caía
entre tus piernas,
el agua dura que hay entre tus pechos;
yo era el que entraba en ti
en el afuera de nuestro cuarto.
tramos cuerpos,
naturalezas sorprendidas,
seguir la espalda,
hallar el caracol,
el pececillo oscuro
entre los vidrios

cuando
separaba las hojas de tus labios,
mis dedos y tu cuerpo
como su anillo justo.

Asomados los dos
a la intemperie,
al paisaje de nuestro cuarto
nos veíamos hierbas y desnudos
sobre la cama.

POESÍA EN SEGUNDOS

1. Carretera

Viajé toda la noche
en la velocidad
inmóvil de mi coche

2. Teléfono

Pongo la mano
sobre mi oreja.
Me llama el mar.

3. Estanque

De vez en vez
en el charco del pez
sacio mi sed.

4. Telescopio

En el doble cristal
de mis anteojos
me concentré
en el pequeño
país sinuoso
tan perezoso
de tus dos pies.