Poetas

Poesía de Argentina

Poemas de Leonardo Martínez

Leonardo Martínez (Catamarca, Argentina, 1937 – Buenos Aires, Argentina, 10 de octubre de 2016) fue un poeta, escritor y músico argentino.

LOS OJOS DE LO FUGAZ

a Ornella Balestreri-Devoto

I

¿Qué música me mira?

Desde tapiales derruidos
acechan
mañanas de labranzas
viciosas siestas
atardeceres de un corazón sin muertes

¿Qué música me oprime?

Todo viene del mar o la montaña
del cielo o del abismo
Todo viene en algo dormido
Anterior al murmullo de las hojas
o al grito de las bestias
encerrado en las piedras

¿Qué música está mirándome?
¿Es la música del puñal
cuando calaba hondo
y suplicabas
y tus ancas se abrían al arado de la perduración?

¿Quién compone esta música oída con los ojos?

La miro gotear en la oscuridad
y mi corazón
se escurre como lágrima
y lágrima escarchada
es mi corazón en la oscuridad

¿Qué manos acunan el candor de esa música?
¿Qué manos acunan el candor del porvenir?

Toco lo que no fui y huelo al solitario derramar en sueños
la materia de su noviazgo fértil

Lo que soy toca la grandeza de la fugacidad
En mi ceguera palpo el presente despellejado

II

Alguna música me ama
se interna sin límites
clava sus agujas
y me susurra el secreto
del viejo maestro

Escucho

-Las palabras despertarán al alba
cuando los caballos atraviesen el horizonte
y el niño sentadito ante la tropilla al galope
huela los colores terrosos azafranados negros
de reales frontinos y malacaras
perdiéndose en reflejos por el oriente
y el día se extienda levísimo
y la desconocida que llevamos en las entrañas
empiece su baile ciego
y en una espiral si retorno
arrastre al niño
al vértigo del principio

POSIBLE CONVERSIÓN

Belleza y verdad
Corremos persiguiéndolas
y seguro ellas quedaron atrás
Igual el amor que sentimos siendo niños
al canto de los pájaros
con la honda tensa listos
y la pedrada justo dándoles
en el corazón de su música

Marchitos ahora
no podemos restaurar lo perdido
Inaugurar quizás un mundo
donde pedrada corazón música verdad belleza
fueran agua donada
por el vendaval de la gracia

HAS VUELTO

I

Apareces con tu madre en dos fotografías
Una nítida
enero de 1942
zoológico de Buenos aires
otra borrosa al lado de un corral de cabras
febrero de 1942
estanzuela serrana La Bebida
al este de San Fernando del Valle
Clandestinos en ambas
envueltos en disimulos
No hubo rastros de un especial cariño
Tus tíos y abuelo fueron padre y madre
Curioso preguntabas qué vientre fue tu origen
Tiempos del decoro y de la sociedad de la sangre
en los cuales
la mentira el destierro o la muerte
eran los cimientos de un orden fijo
Tu caso fue sólo ocultamiento y falsía
y un increíble amor hacia el chiquillo que eras
en el páramo de los solterones

II

Madre
no te busco entre los idos
Te siento dándome la vida cada hora
de pie ante el desvalimiento
que te hizo tan bella y desgraciada
La separación fue una herida en nuestras almas
a puro cielo abierta

III

En la maleza de la vigilia
curas tu preñez dolida
la disonancia del desgarro
el adiós diciéndote
-¡nunca tuve un hijo!-
-¡jamás amé!-
No necesitabas corazón entonces
Lo guardaste junto a los trapos de la infancia
Pero ahora brilla y no envejece
Palpita como si fueras una adolescente
volando hacia tu novio
y él hacia vos tísico y delirante

IV

No puedo ser inflexible o duro
Aunque el poeta diga
yo hablo con dureza a los muertos
porque hay que hablarles duro
Tu infortunio conmueve y te hace mía
desde la nochecita en que acoplados
mi padre y vos fundieron en pan de oro
los abismos
las cimas extrañas
y el paraíso de un cielo nuevo

V

Yo te salvo madre mía
Plenitud de las mareas
Vindicta eres de todos los vejámenes
Alabado sea tu vientre
y el fruto a perpetuidad naciendo
en los ciclos de los ciclos
Así sea

LA PREÑADITA

a Ana María Cossio y Delfina Teran

Arrastra sus tetas por la vereda
siempre a mi derecha
siempre al trote
con pasitos cortos
Sus ojos son lámparas gemelas
No me atrevo a mirarlos
su luz es amor a quemarropa
Por la calle
el ilustre director de orquesta
va de frac en bicicleta
Esta noche hay concierto sinfónico
y músicas estentóreas o dulcísimas
sonarán en el teatro colmado
Mientras tanto pedalea
sudoroso bajo su frac impecable
El profesor escandinavo
camina hasta los torrentes del cerro vecino
para recibir el bautismo de la espesura
los naranjos salvajes los durazneros bárbaros
desnudo al sol
bailando entre las aguas
En la montaña
las manos de esa mujer elegante
arrancan seriales dodecafónicas
de un piano embravecido
Los sonidos se elevan
y caen al rozar el cielo
Bajo la estatua de una señora robusta
en la plaza de la ciudad aldea
un hombre en pantalones cortos
se agacha para levantar un pichón
Lo pone en el bolsillo de su camisa
y a grandes trancos
sube la calle que lo lleva al monte
La tetudita se arrima
frota su panza en mi pierna
y lastimera trata de alcanzar mi mano
¿Parirá en un baldío
o en las escalinatas de la catedral
junto a los pordioseros?
El filósofo barbudo enseña marxismo
y pensamiento antiguo
otro induce a replantear la historia
y el pintor hace cantar los colores
en la absurda realidad del hambre
Una fábrica de azúcar se levanta
sobre las cuevas donde el familiar
espera a su jornalero víctima
Al cabo de la amazonia
en un trópico de orquídeas azahares y parásitas
los poetas son rilkeanos
Pero el incienso de los templos
no achata el espesor de los sentidos
La preñadita lame mis manos
retozo con ella
rasco su lomo
su cogote collarejo se funde al mío
somos amantes explícitos
cargados de futuros hijos de dolor dichoso
El director de orquesta todavía pedalea
El escandinavo se baña desnudo en el torrente
El gorrioncito es el corazón
del hombre de los grandes trancos
La furiosa dama abre su quimono
y nos dona todas las vanguardias
El pintor ilumina los sótanos
y saca agarrado de la nuca al familiar rollizo
Los poetas rilkeanos han muerto
Los azahares las orquídeas las parásitas
enmarañados protegen antas osos hormigueros
zorzales escarabajos lechucitas
El filósofo marxista
abandona su herbario de palabras
Lo encandila un picaflor
dardo irisado que liba los néctares del valle
El verano viene apurado de relámpagos y lluvias
Ella se echa junto a un montón de basura
Desaparecen las nubes
y zumba una cuerda en el arco iris
Sólo entonces
en el umbral del verano
empieza a parir
la preñadita

SANTIDAD DE LA TIERRA

que cría los cuarzos
como cría nuestro amor
en inaguantables presiones
desencuentros
para destellar tornasol
carcomido después
diamante leproso

En las mañanas
me siento ante una mesa infinita
con el cuaderno abierto
y escribo versos que no son versos
parecieran más bien tiras de piel
huesos vísceras palabras de infierno
echados a volar a un viento inmóvil
Estar lejos es como estar muertos
Pero vives
me aprisiona el blancor de tus manos
y clamo como el divino Herrera
vuelve tu luz a mí, vuelve tus ojos
antes que quede oscuro en ciega niebla

Vida de nadie
diástole sístole
ola del corazón dormida en luz helada
Afuera llueve adentro llueve
El agua borra los colores de la infancia
Es la caÍda
cuchillo clavado
en la espesura de los aires muertos
Vos y yo semejantes próximos
frente al espejo que reprocha
la miseria del amor huido
Fue por un instante
hoguera mínima
en extensos pajonales donde la vida
es insecto lobo comadreja garza
CaÍn y Abel Pandora Prometeo
Ciego tacto
Luego matamos amor juntos trabados
Con lenguas brazos pies y encadenados
Sintiendo la muerte en jaula viva
Cabezas sin tronco extremidades dispersas
amor las suelda y las consume
en frio fuego
olvido

LA ESTIRPE ANTIGUA

Se va la estirpe antigua
como un puñado de aire
sombra tenue
que deja de nombrarse
Nunca más trashumará los monte
para buscar la madre de los vientos
Las flores los capullos
se acabaron para siempre
en el espejo vivo de sus ojos
Los caballos dormirán
un sueño de relámpago
y la voz del campo sonará
para los pocos
que puedan escucharla

Se fue la estirpe antigua
Quedamos solos para estirar el tiempo