Poetas

Poesía de Chile

Poemas de Martín Andrade

Martín Andrade (Puerto Natales, provincia de Magallanes, Chile; 20 de julio de 1937 – Buenos Aires, Argentina; 24 de junio del 2013) fue un actor de reparto, periodista, poeta y dramaturgo chileno que hizo su carrera tanto en su país natal como en Argentina. Era el padre de la actriz Antonella Costa, y fue esposo de la escritora Susana Degoy y, a través de ese vínculo, familiar de Niní Marshall.

A UNA MUCHACHA EN FLOR

el día se derrumba
en el aroma de tu pelo se emborrachan
nocturnas mariposas

te mueves rodeada de fiebres
y el ruido del deseo se agita
en tu frente
un fulgor astral se levanta
desde tus senos dibujados
por el fuego
y extiendes tus furias sobre la hierba fresca

cuando cierras los ojos
los hombres te sueñan
bajo el puente del tiempo

En ciertas ocasiones

No te considero, Día,
enemigo de la Noche.
Sucede que,
en ciertas ocasiones,
prefiero navegar
océanos de oscuridad,
respirar la luz
de las estrellas.

SOMOS

somos
la eterna pesadilla de un ser
que enloqueció
soñándonos

CLANDESTINIDAD

desolados
silenciosos
somos los amantes furtivos

el violento amor que nos consume navega
entre puertos sumergidos en islas
sin mar
donde invento maravillas
para colmar tus ansiedades

el sol -cómplice secreto-
contempla los ritos y la ferocidad
de nuestras bocas

somos los amantes furtivos
silenciosos
desolados

Eterna

Nada existía. Solamente la inmovilidad,
el silencio, en las tinieblas, en la noche.

POPOL-VUH

Antes de los dioses,
cuando no había una palabra
para nombrar la nada y el silencio
se escuchaba a sí mismo,
antes del grandioso estallido que
engendró tiempo, espacio
y las constelaciones,
antes del agua
y de ese crujido en el barro
del que surgió el pensamiento,
antes de todo,
sólo estaba ella, la Noche.

JUEGOS

el deseo estalla
recorre fatigado pequeños universos
senderos misteriosos en días propicios para el amor

el deseo se arrastra
siembra perfumes que recordaré
cuando los pájaros saluden las fiestas del sol

el deseo nos da alcance
muerde mi raíz vuela velozmente bajo
tu vientre

el deseo nos inunda
y su música se rompe en los espejos

CANCIÓN DEL AMOR AUSENTE

te busco a través de paisajes inmaduros
mi voz vuela sin alcanzarte

en la tristeza de la noche crecen pájaros mudos
que cierran los ojos cuando escuchan tu nombre

los venenos de la ausencia muerden mis venas
amenazadoramente el tiempo se detiene
y permanezco sin futuro ni pasado
prisionero de tu imagen invisible

LA ÚLTIMA PUERTA

muros transparentes esos ojos abiertos
definitivamente suspendidos en el tiempo
inmóvil ese cuerpo deshabitado
las manos marchitas los senos apagados

prolongación de antiguas soledades la soledad final
aquella ausencia de sol sobre los labios de luna en la mirada
subterránea
de la joven suicida