Poetas

Poesía de Chile

Poemas de Ricardo Nanjari Román

Ricardo Nanjari Román es un poeta, escritor y académico chileno nacido en Valparaíso el 17 de octubre de 1953. Se ha destacado en el ámbito de la gestión cultural, combinando el desarrollo organizacional con el arte y la cultura.

Nanjari ha publicado numerosos libros de poemas, crónicas y de gestión. En el año 2000, publicó su primer libro de poemas titulado «El viaje de regreso», en el que busca desentrañar los enigmas de la poesía. Tres años después, lanzó «Recuerdos prestados», una obra que se inspira en canciones populares. En 2004, publicó «Mirar de afuera», un poemario que refleja su condición de poeta e ingeniero, y que contiene poemas que se asemejan a teoremas. En 2006, lanzó «Sol de La Habana», una obra que se desarrolla a través de un diálogo vía internet entre un chileno y una cubana que nunca ha salido de su país.

Nanjari también ha incursionado en la novela. En 2013, publicó «Siempre será lo mismo», un relato ambientado en Valparaíso del año 1973. También ha logrado mezclar en forma ingeniosa los modelos de gestión y liderazgo con la poesía en su obra «El arte de la dirección», publicada en 2010.

Como profesor universitario, Nanjari imparte clases en temas de poesía, coaching, gestión de personas, calidad y liderazgo. Ha participado en congresos internacionales en distintos países como EE. UU., Suiza, México, Inglaterra, Argentina, Uruguay, Cuba y Rusia. Además, es columnista de revistas especializadas en Recursos Humanos y Calidad, como RH Management, Trabajo & Empresa y Revista Certificación.

Por último, cabe destacar que los poemas de Nanjari han sido musicalizados por importantes músicos chilenos, lo que demuestra la relevancia y calidad de su obra literaria.

Sangre de París

París bien vale un can-can del Moulin Rouge,
senos dorados y nalgas profundas.

Bien vale derramarse desde la Torre por el Sena,
caricias obscenas y húmeda vagina.

Bien vale besar lentamente a la Venus,
manos de seda en ese cuerpo deseado.

Vale soñar contigo una copa de buen primeur,
en un frágil abrazo dulce antes del atardecer.

Bien vale sumergirnos en el metro sangre de París,
y volver por siempre.

Basta desamarme así

Entre las dos torres que caen
se levanta la verdadera razón de la duda
y se cierran los ojos de la libertad.

Entre las mentiras y el olvido
se deslizan los letreros de Times Square
y se funden las aceras de Wall Street.

Entre los dos océanos que se unen
se despliega tu cuerpo
y se abren sus alas al infinito viaje.

Entre los dos continentes que lloran
se envenenan los inocentes
y huyen los enamorados en un huracán.

Corazón de hojalata

Como el Mago de Oz se pasea la mujer engañosamente
silenciosa en su jaula de oro,
iluminando su lado oscuro con la música de Pink Floyd.

Es una sincronía planificada que empezó con el tercer rugido
del león trayendo la paz de los niños que sustentaron un sueño
que se fue formando en la desconfianza.

Son miles de tormentas surrealistas que terminan como un
gigante en el cielo volando con la magia de la luna que cae
sobre los amantes furtivos.

Es el dinero el que finalmente iluminará la fantasía de esa
mujer que no es bruja, pero vuela lejos a buscar un amor que jamás existió.

Es el lado oscuro de la luna que la ilumina cuando se escucha su latir de hojalata.
Dos mundos ajenos que se sintonizaron durante años pero que nunca se conocieron entre sí,
pues ella aunque se escucharan sus latidos,
no tenía corazón.

Discriminante de la función

Si tu silencio multiplicado por sí mismo
fuese menor a la altura desde donde abrazas
cuatro pensamientos de locura,
quedarías atrapada en un infinito sin solución.

Si lograras en cambio aplacar el silencio profundo
entre los pensamientos de esa locura repetida,
entonces cruzarás el eje de la verdad
entregándote al menos a dos amores.

Resurrección

Al octavo mes resucité de entre los muertos
miré mis manos y vi que las marcas habían desaparecido
mis amigos me veían pasar y decían
ahí va el muerto sufriente,
pero no me veían realmente y lloraban por mí.
Caminé junto a ellos pero no me reconocían,
sólo cuando partí el pan y lo compartí con mis hijos
uno de ellos dijo, hoy tus ojos están más blancos
y tus manos no llevan marcas.
Entonces me levanté y dije: hoy he resucitado,
visité el infierno, anduve por un túnel oscuro
y hoy vuelvo para amar y ser amado.

Principio de Incertidumbre

Define tu ser,
el andar pasivo entre bosques celestes
o la velocidad con que cambian tus sincronías.

Define tu ser,
la mirada sensual y profunda
o las carreras presurosas acomodando luces multicolores.

Eres partícula,
esperando inútilmente resolver
oscuras ecuaciones incoherentes.

Eres onda,
que choca con seres luminosos
destruidos con tu raudo pasar.

Define tu ser,
las partículas que te buscan
porque has sido capaz de crear y lanzar estrellas.

O define tu ser,
aquel torpe padre desaparecido
que sembró en tu madre heridas de aire.

Eres partícula u onda,
que sólo vaga sin ubicación precisa
robando pequeños instantes de ser o no ser.

Eres partícula y onda,
que sólo responde una básica pregunta a la vez
en un potencial renacer y morir simultáneos.

Sin Piedad

Estaré ausente
como un ascensor en blanco y negro,
como los cerros que desaparecen de tu vista
y las imperdibles visitas del día sábado.

Estaré ausente
como esos techos antiguos y descascarados,
como los rieles amenazantes y desgastados
de un café sin olor a café.

Estaré ausente
hasta que te duela mi ausencia,
hasta que te aplaste sin piedad el sonido
del sube y baja de los ascensores ausentes.

Mujer iraní

Un beso furtivo
en el gran bazar de Teherán
enciende a la mujer
cubierta por ropajes negros.

Su fuego interior
no se aplaca en la mezquita
ni con las miradas del Ayatolah
que vigila los pensamientos de la ciudad.

Es la esperanza callada
y la pasión femenina
el verdadero poder y razón
del sentir futuro del pueblo iraní.

Amor en tres actos

La primera vez
fue la nada,
sin mirarnos ni pensarnos
respiramos el mismo mar
y luego me dijiste adiós.

La segunda vez
fue un instante,
rocé tu cuerpo con ternura
nos miramos intensamente
y luego yo te dije adiós.

La tercera vez
fue definitiva,
conversamos sin medida
nos amamos hasta enloquecer,
proyectamos nuestras vidas
y nunca más nos dijimos adiós.

Sueños Profundos

Mi cama nace en el extremo inferior izquierdo, donde el pie se
aferra al borde externo del colchón, como ancla sumergida
en lo más profundo de mis zonas oscuras.

Alcanza las estrellas en el lado superior derecho, donde las
manos dejan volar los pensamientos más hermosos y donde
puedo jugar con la imaginación en forma leve.

A veces es tan ancha que no alcanza a cubrir las vueltas que
doy cada noche.
A veces tan angosta que me aprieta los sentidos
y me deja inmóvil e insomne.
De vez en cuando recibe alguna compañera imaginaria que
viene a ofrecerme los placeres del amor eterno.

Algunas tardes me sumerjo como en un mar violento, enredado
en alguna vieja película que permanecerá en mi memoria.
Luce blanca y limpia, esperando ansiosa por contener mi
cuerpo cansado.
Se presenta brava e indócil, como temporal que ocasionalmente
me expulsa en consonancia con el reloj.

Recoge las palabras que sobran en mis poemas, atrapa los
sueños que caen desde el techo y comparte los dolores de Los
Amantes de Estocolmo y otros libros apilados que esperan por mí.
Es hoguera de los sentimientos y nubes de almohadas para mis lamentos.

Dura como mis días de soledad. Blanda como mis sueños más
profundos de felicidad.
Extensa como el desierto florido.
Acogedora como esa mujer que ya no está.
Es mi cama y a veces soy de ella.

Cobre de Chile

El salitre muerto y sepultado en un mercado de Europa,
resucitó convertido en cobre,
se vistió de lentos atardeceres y oscuras profundidades en los
pueblos olvidados
haciendo soñar a los primeros mineros indígenas.

Formado en el remoto tiempo
con la música del viento y los rayos del sol socavando la rubia
madre tierra, vivió entre sus voluptuosas grietas
que gimieron ásperas caricias erosivas.

Nacido de una penetración furiosa
que culmina día a día en orgasmos de dinamita,
eleva el sonido metálico del trueno
para luego reposar envuelto en humos y humedad
antes de iniciar el ritual de parto.

Aparece el rojizo cobre vaginal y virginal
que recorre historias fugaces de volcanes, nieve y lluvia en
desiertos que resplandecen de soledad,
esperando compasivamente una nueva penetración.
Se cubre el desierto de flores azules
brotando entre los sepulcros de los mismos mineros
que celebran entre explosiones de deleite,
el dolor expansivo de la roca fragmentada.

Y llegan las maquinarias feroces y hambrientas
haciendo correr a los obreros
junto a la tierra que sigue gozando y sufriendo,
con sus piernas abiertas entregadas
tristes y compasivas por esta lujuria que la va dejando vacía.

El mineral concentrado juega a bajar
juega a fundirse, juega a oxidar los sulfuros del resto de los minerales
atrapado en una rueda de metal
desde donde lo enviarán en un barco a lugares desconocidos.

Baja el cobre disfrazado de país por el río Loa
vestido de trueno y de luces,
baja veloz en danza de luna
moldeado por los cauces y las huellas del tiempo.

Baja un ascensor por el cerro
soltando las raíces del barco que se aleja cargado,
reflejando en el invisible sol la despedida de colores
y en la ventana suspendida,
una madre piensa en el hijo que la abandonó.

Viajará el cobre para encender galaxias,
se ocultará en un Volvo último modelo
y regresará como jarro Made in Turkey,
luciendo un lluvioso traje verde.

Las acciones subieron en Wall Street
mientras explota una bomba en Irak
y se compran hilos de cobre
para iluminar los procesos que permitirán obtener más cobre,
que cerró en alza esta vez.