Poetas

Poesía de Perú

Poemas de Germán Carnero Roqué

Germán Carnero Roqué, nacido en Ciudad de México en 1941, es un poeta peruano que ha forjado una vida y obra sin fronteras. Su espíritu inquieto lo ha llevado a explorar diversos caminos, desde el periodismo y la diplomacia hasta la creación poética, siempre con un profundo compromiso con la identidad iberoamericana.

Hijo del exilio, poeta de la generación del 60, Carnero Roqué se nutrió de la efervescencia cultural de la época. Su voz poética irrumpió con Ese cantar de alondra (1962), situándolo entre los grandes nombres de la generación, junto a Javier Heraud y Luis Hernández. Su espíritu inquieto lo llevó a explorar otras formas de expresión, dejando huella en el teatro y la televisión.

Su pasión por la comunicación lo llevó al periodismo, colaborando en diarios como Correo y Oiga. Su pluma ávida de nuevas experiencias lo llevó a trabajar en la Agencia Italiana de Noticias y France Presse. Su espíritu diplomático lo condujo a Ginebra, París y la UNESCO, donde durante 22 años impulsó proyectos culturales que hermanaban a Latinoamérica con el mundo: ALASEI, Periolibros e Iberoamérica Pinto son solo algunos ejemplos de su legado.

Su poesía, profunda y reflexiva, explora temas como el amor, la memoria, la muerte y la búsqueda de identidad. Sus versos, cargados de emoción y sensibilidad, invitan a la introspección, al cuestionamiento, a la búsqueda de la verdad que habita en el interior de cada ser humano.

Tras su jubilación en la UNESCO, Carnero Roqué regresó a Lima en 1999. Su espíritu inquieto no se apagó: se desempeñó como gerente del Fondo de Cultura Económica y dirigió el Museo de Arte de San Marcos. Junto a Ricardo González Vigil, Tulio Mora y los hermanos Naranjo, fundó la revista Múltiple, un espacio de diálogo para construir una cultura de paz.

Germán Carnero Roqué es un ciudadano del mundo, un poeta sin fronteras que ha hecho de su vida un puente entre culturas. Su poesía, como un faro luminoso, nos invita a navegar por la vastedad del alma humana, a descubrir la riqueza que se esconde en la diversidad, a celebrar la hermandad iberoamericana que late en nuestro corazón.

QUE silencio tan callado
acompaña a la melancolía
El amor eternizó
su más completa rosa
Náufrago en sus mares
evoco
canciones legendarias
En el horizonte circular
los días
giran
lentamente
ensimismados

He vuelto para abandonarme

Para que
del silente apetito
de las aves de rapiña
tu brisa me exorcise
Y volveré
a decir
a mi manera
las oraciones que los pueblos antiguos
depositaron en un verso de vino
canciones de los niños
ancianos
que desde siglos me conminan y habitan

***

He aquí
que nos desraizamos del silencio
y como melodía hiriente
tu presencia Poesía
es lo más lúcido del implacable atardecer