Poetas

Poesía de Perú

Poemas de Jorge Castillo Fan

Jorge Castillo Fan, nacido en Piura, Perú, en 1967, emerge como una figura destacada dentro de la Generación del Noventa, un colectivo poético que revitalizó la escena literaria peruana con su frescura y audacia creativa. En compañía de luminarias como Luis Fernando Chueca y Roxana Crisólogo, ha dejado una marca indeleble en la poesía de su país.

Fundador, en 1995, del colectivo artístico Ángeles del Abismo junto a Lelis Rebolledo, Castillo Fan trasciende las convenciones poéticas con una voz propia y distintiva. Su obra se erige como un testimonio íntimo y profundo de las complejidades del alma humana.

A lo largo de su prolífica carrera, ha publicado una serie de libros que revelan su destreza y sensibilidad poética. Desde su primera obra «Insurrección del Silencio» (1994) hasta «Del Mar y otros Misterios» (2018), Castillo Fan ha explorado incesantemente los territorios del amor, el silencio y la identidad, dejando una estela de admiración y reflexión a su paso.

Entre sus obras más destacadas se encuentran «Canción Triste de Cualquier Hombre«, «Lámpara de Fiebre» y «Yo Soy Aquel Espejo«, que han sido aclamadas tanto por la crítica como por el público. Sus poemas, impregnados de una musicalidad única y una profundidad emocional conmovedora, invitan al lector a sumergirse en un universo de imágenes evocadoras y sentimientos universales.

Castillo Fan no solo es un poeta consumado, sino también un agudo observador de la realidad que lo rodea. Su obra, que trasciende las fronteras geográficas y temporales, representa un faro de luz en el panorama literario contemporáneo, iluminando el camino hacia la belleza y la verdad a través de la palabra poética.

Trozos de nada
y una suma de silencios ciegos
La llamarada del recuerdo que desata la lluvia
(ojos nadando en la tristeza)
El ala única e inversa
Caer caer caer
Ese vacío de líneas invisibles
mapa de vértigo / viento erizo
Tocar el fondo
Trepar la escómbrica escalera
(la carne más la herida
el aullido copulando la palabra)
Salir al callejón de otro comienzo
tras las huellas de sangre
el sueño en diáspora de polvo
y el amor agujereado por todos tus olvidos.

***

Abro la ventana que da a ningún lado
Octavio Paz

Abro la ventana
La ventana que da a mí
El mí que es sólo labios
queriendo pronunciar el cielo
con el único fuego de tu nombre
Abro mi sed de negras alas
mi triste disparo de vivir
te llamo
y punto.


El balazo del silencio
Su estar de luto en clave
(la palidez asalta los ingrávidos geranios de la carne)
Sus asfixiantes lanzas
y los cables de la nada sembrándome de sombra
(tal vez soy un espejo
sobre esta herida que he llamado lengua)
El va
lazo del silencio
como un ciego mirándose a los ojos.

LIENZO (LÍEN ESO)

La palabra acampando sobre las ráfagas del acto
Las arterias del sueño y sus fosforescencias
y su fósforo y su esencia
las arte-risas del sueño
El alma vórtice del fuego
vértice del juego
El corazón
sus incesantes danzas
sus lanzas acezantes
su compás de carne
marcando a sombraluz
el tiempo de la voz y de la hoz definitivas
Los alcances del aire
más los dedos de otros aires
precipitándose por los abismos sin fin
La locura y sus caricias rojas
y su cópula frenética sobre las ascuas
Los ojos secretos disparos en la noche
Los ojos astros
Los ojos antros
Los ojos estos
Los ojos estros
Los ojos ostras
Los ojos hostias
Los ojos luna
Los ojos duna
Los ojos duda
Los ojos hiel
Los ojos miel
Los ojos lluvia
Los ojos Yo-vía
Los ojos llovían
Los ojos raíz
Los ojos raíl
Los ojos Tú
Los ojos Tú en Él
Los ojos túnel
Los ojos cúspides azules
(en Hiroshima alguien pintaba sólo ojos)
Las claves del sentir
sus aguas misteriosas
sus espejos de sangre viva
su ebriedad en hilos sucesivos
su ubriedad de incisivos filos
Los vértigos reptantes
como el amor vencido entre celestes gozos
El reposo de agua pura
sobre los campos azotados por la sed inexorable:
cuerpos nuestros que se repiten entre los escombros
en flamas de espera de esperanza
La frente en llamas
en ya máses infinitos
El infierno en mi mente
El inminente invierno
Poesía hirviente
Hiriente poesía
El destino
El des-tino
El desatino
El des a ti NO!

***

Lámpara al revés
lo gris en el reloj
Me camino
Nieva el silencio
y en cada escombro nadie
Y una luz que ya no es luz
tan sólo la ceniza de este pecho
que zurce último brillo.

***

A José Serna

Soñabas de perfil
Disuelta la luna entre tus dedos
tejías un himno para no morir
¿Era tu voz una danza invisible sobre el viento
o el alma de los ciegos
quebrada en el licor de los silencios?
¿Blandías estrellas sobre el fango?

Danza De/lirio

alma del fuego : el canto
fuego del canto : el alma
canto del alma : el fuego
fuego del alma : el canto
canto del fuego : el alma
alma del canto : el fuego

Pájaro-Viento

A Michael Diogar

Un pájaro es un pájaro en el viento
El viento es el viento entre los pájaros
Un pájaro es el viento que se empluma
El viento es un pájaro de aire
El viento es el viento y es el pájaro

El pájaro es el pájaro y el viento
Y además un pájaro de viento
Y además pájaro – viento.

Un pájaro es un pájaro en el viento
El viento es el viento entre los pájaros
Un pájaro es el viento que se empluma
El viento es un pájaro de aire
El viento es el viento y es el pájaro

El pájaro es el pájaro y el viento
Y además un pájaro de viento
Y además pájaro – viento.

Osmosis

Tú: Yo
Tuyo tu Yo
(Tú -Yo)
Soy tuyo
Soy tu Yo.

***

Mi corazón cayó de un solo tajo,
herido de un adiós a medianoche,
pero mudo y negado a su reproche,
sepultose en la sombra cabizbajo.

Sin embargo, yo sé que más abajo
del dolor, en el que arde cada noche,
germina un corazón, un áureo broche
de sangre, sueño y sed, con que me alhajo.

Amar, ya sin final, y ver la muerte,
en cada espejo que el destino entrega,
como un acto fallido de la suerte.

Con otro corazón y en otra brega,
amar hasta morir en otro fuerte,
y ahí nacer de amor en otra vega.

***

En lámparas de sueño yo me encierro,
y en sus fuegos astrales sólo hundo
mi corazón mortal con el que fundo
un reino de palabras: mi destierro.

Esa patria verbal en la que el hierro
del no y del sufrir no tiene fundo,
es paraíso real siendo trasmundo,
es eterno nacer y nunca entierro.

Ese jardín solar es quien imprime
—con su canto lustral— en mis entrañas
la estrella del amor que me redime.

A aquel rojo jardín de las hazañas
del alma y de la voz en lo sublime,
retornas siempre tú cuando me extrañas.