Poetas

Poesía de Francia

Poemas de Paul Éluard

Paul Éluard (Saint-Denis, 14 de diciembre de 1895-18 de noviembre de 1952), fue un poeta francés que cultivó de manera significativa el dadaísmo y el surrealismo. Con doce años llega a París, y cursa estudios en el liceo Colbert. A los dieciséis padece una enfermedad pulmonar y se radica en Suiza. Participó en la guerra europea de 1914 a 1917.

Su primer libro resume su estado de ánimo y las inquietudes de su generación: El deber y la inquietud (1917). En 1918 escribe Poemas por la paz.

Autor de una poesía esencialmente lírica, basada en temas cotidianos y experiencias de su propia vida. Durante los años 20, se entregó a la experimentación poética y junto con André Breton, Soupault y Aragon dio vida al surrealismo, publicando Morir de no morir (1924), Capital del dolor (1926) y Los ojos fértiles (1936).

Influenciado por la Guerra Civil española y laII Guerra Mundial, escribió poemas de contenido político como Poesía y verdad (1942) y En la corte alemana (1944).

Paul Éluard falleció en Charenton-Le-Pont el 18 de diciembre de 1952 a causa de un infarto de miocardio, y es enterrado en el Cementerio del Père-Lachaise, París.

La enamorada

Ella vive de pie sobre mis párpados
Sus cabellos están entre los míos
Tiene la forma exacta de mis manos
Y el color de mis ojos que la miran
Ella se hunde entre mi propia sombra
Como una piedra en el azul del cielo.

Ella tiene los ojos siempre abiertos
Y me impide dormir con su mirada
A plena luz sus sueños luminosos
Hacen evaporar todos los soles
Sus sueños me hacen sollozar reír
Y hablar sin tener nada que decir…

A medianoche

Se abren puertas se descubren ventanas
Un fuego se enciende y me deslumbra
Todo se decide encuentro
Criaturas que yo no he deseado.

He aquí el idiota que recibía cartas del exterior
He aquí el anillo precioso que él creía de plata
He aquí la mujer charlatana de cabellos blancos
He aquí la muchacha inmaterial
Incompleta y fea bañada de noche y de miseria
Cargada de absurdas plantas silvestres
Su desnudez su castidad sensibles de cualquier parte
He aquí el mar y barcos sobre mesas de juego
Un hombre libre otro hombre libre y es el mismo
Animales exaltados ante el miedo con máscara de barro
Muertos prisioneros locos todos los ausentes.

Pero tú por qué no estás aquí tú para despertarme

A toda prueba

VI

Quiero besarte te beso.
Quiero dejarte te enojas.
Pero al límite de nuestras fuerzas
te pones una armadura más peligrosa que un arma.

IX

Fantasma de tu desnudez.
Fantasma hijo de tu simplicidad.
Pueril domador sueño carnal
de imaginarias libertades.

X

Pluma de agua clara frágil lluvia.
Frescor velado de caricias,
de miradas y de palabras.
Amor que vela lo que yo amo.

Bella y semejante

Un rostro al fin del día
Una cuna entre las hojas muertas del día
Un ramo de lluvia desnuda
Todo Sol oculto
Toda fuente de los espejos en el fondo del agua
Todo espejo de los espejos rotos
Un rostro en las balanzas del silencio
Un guijarro entre otros guijarros
Por las frondas de los últimos resplandores del día
Un rostro semejante a todos los rostros olvidados.

Desfigurada apenas

Adiós tristeza.
Buenos días tristeza.
Estás inscrita en las líneas del techo.
Estás inscrita en los ojos que amo.
Tú no eres exactamente la miseria,
pues los más pobres labios te denuncian
por una sonrisa.
Buenos días tristeza.
Amor de los cuerpos amables,
potencia del amor ,
cuya amabilidad surge
como un monstruo incorpóreo.
Cabeza sin punta,
tristeza bello rostro.

El ave Fénix

Soy el último en tu camino
la última primavera y última nieve
la última lucha para no morir.

Y henos aquí más abajo y más arriba que nunca.

De todo hay en nuestra hoguera
piñas de pino y sarmientos
y flores más fuertes que el agua…

Hay barro y rocío…

La llama bajo nuestro pie la llama nos corona.
A nuestros pies insectos pájaros hombres
van a escaparse

Los que vuelan van a posarse.

El cielo está claro, la tierra en sombra
pero el humo sube al cielo
el cielo ha perdido su fuego.

La llama quedó en la tierra.

La llama es el nimbo del corazón
y todas las ramas de la sangre
Canta nuestro mismo aire..

Disipa la niebla de nuestro invierno
hórrida y nocturna se encendió la pena,
floreció la ceniza en gozo y hermosura
volvemos la espalda al ocaso.

Todo es color de aurora.

El espejo de un momento

Disipa el día,
Muestra a los hombres las imágenes desligadas de la apariencia,
Quita a los hombres la posibilidad de distraerse,
Es duro como la piedra,
La piedra informe,
La piedra del movimiento y de la vista,
Y tiene tal resplandor que todas las armaduras y todas las máscaras
quedan falseadas.
Lo que la mano ha tomado ni siquiera se digna tomar la forma
de la mano,
Lo que ha sido comprendido ya no existe,
El pájaro se ha confundido con el viento,
El cielo con su verdad,
El hombre con su realidad.

Íntimas

Te deslizas en la cama
De leche helada tus hermanas las flores
Y tus hermanos los frutos
Por el rodeo de sus estaciones
En la aguja iridisada
En la cadera que se repite
Tus manos tus ojos y tus cabellos
Se abren a los crecimientos nuevos
Perpetuos

Espera espera espera
Que vas a sonreírte
Por primera vez

Espera
Que vas a sonreírte
Para siempre
Sin pensar en morir.